viernes, 4 de agosto de 2023

NOVENA A SANTA CLARA DE ASÍS. DÍA 3º

ANTÍFONA: Esta es la esposa de Cristo, que mientras vivió en la tierra, muerta para los halagos del mundo, fue grata al Altísimo por el amor y la dedicación de sus obras santas. Esta es la virgen, que después de salir de esta tierra, no desatiende las súplicas de cuantos acuden a su intercesión para alcanzar los beneficios del Señor.

 DÍA TERCERO

CLARA ABANDONA LA CASA PATERNA. LCl. 7-10. 

El 18 de marzo de 1212 en Asís, santa Clara abandonó la casa paterna.

800 años después en Villarrobledo…

El 18 de marzo de 2012, se hizo una procesión con paraliturgia 

conmemorando y actualizando la consagración de santa Clara por manos de san Francisco. 

CANTO. Hermana Clara. De Paz y bien. (Antonio Alcalde).

CÓMO, CONVERTIDA POR EL BIENAVENTURADO FRANCISCO,
PASÓ DEL SIGLO A LA RELIGIÓN


La casa de santa Clara, junto a la catedral de san Rufino. 

7. Muy pronto, para que el polvo mundano no empañe en adelante el espejo de aquella alma intacta ni el contagio de la vida secular fermente su juventud ázima, el piadoso padre se apresura a sacar a Clara del siglo tenebroso.

Se acercaba el día solemne de Ramos cuando la doncella, fervoroso el corazón, fue a ver al varón de Dios, inquiriendo el qué y el cómo de su conversión.

Ordénale el padre Francisco que el día de la fiesta, compuesta y engalanada, se acerque a recibir la palma mezclada con la gente y que, a la noche, saliendo de la ciudad, convierta el mundano gozo en el luto de la pasión del Señor.

Llegó el Domingo de Ramos. La joven, vestida con sus mejores galas, espléndida de belleza entre el grupo de las damas, entró en la iglesia con todos. Al acudir los demás a recibir los ramos, Clara, con humildad y rubor, se quedó quieta en su puesto. Entonces, el obispo se llegó a ella y puso la palma en sus manos.

A la noche, disponiéndose a cumplir las instrucciones del santo, emprende la ansiada fuga con discreta compañía. Y como no le pareció bien salir por la puerta de costumbre, franqueó con sus propias manos, con una fuerza que a ella misma le pareció extraordinaria, otra puerta que estaba obstruida por pesados maderos y piedras.

8. Y así, abandonados el hogar, la ciudad y los familiares, corrió a Santa María de Porciúncula, donde los frailes, que ante el pequeño altar velaban la sagrada vigilia, recibieron con antorchas a la virgen Clara. De inmediato, despojándose de las basuras de Babilonia, dio al mundo «libelo de repudio»; cortada su cabellera por manos de los frailes, abandonó sus variadas galas.

Ni hubiera estado bien que la Orden de florecientes vírgenes que surgía en aquel ocaso de la historia se fundara en otro lugar que en el santuario de quien, antes que nadie y excelsa sobre todas, fue ella sola juntamente madre y virgen. 

Las imágenes de san Francisco y santa Clara frente a la Parroquia de Santa María de Villarrobledo

Éste es el mismo lugar en el que la milicia de los pobres, bajo la guía de Francisco, daba sus felices primeros pasos; de este modo quedaba bien de manifiesto que era la Madre de la misericordia la que en su morada daba a luz ambas Órdenes. 


Santa María de los Ángeles, Asís, donde fue consagrada santa Clara.

En cuanto hubo recibido, al pie del altar de la bienaventurada María, la enseña de la santa penitencia, y cual si ante el lecho nupcial de esta Virgen la humilde sierva se hubiera desposado con Cristo,

inmediatamente san Francisco la trasladó a la iglesia de san Pablo, para que en aquel lugar permaneciera hasta tanto que el Altísimo dispusiera otra cosa.

CÓMO RESISTIÓ, CON FIRME PERSEVERANCIA,
EL ASALTO DE LOS PARIENTES

9. Apenas vuela a sus familiares la noticia, éstos, con el corazón desgarrado, reprueban la acción y los proyectos de la virgen y, agrupados en tropel, corren al lugar intentando lo que finalmente no pueden conseguir. 

Emplean el ímpetu de la violencia, el veneno de los consejos, el halago de las promesas, queriendo persuadirla a que abandone tal vileza, indigna de su linaje y sin precedentes en toda la comarca. Pero ella, agarrándose a los manteles del altar, les muestra su cabeza tonsurada, asegurándoles que de ningún modo la arrancarán en adelante del servicio de Cristo. Y a medida que crece la violencia de los suyos, se enciende más su ánimo, y le inyecta nuevas energías el amor herido por las injurias. Y, de este modo, a lo largo de muchos días, sufriendo obstáculos en el camino del Señor, frente a la oposición de sus familiares a su propósito de santidad, no decayó su ánimo, no se entibió su fervor; por el contrario, en medio de los insultos y de los enojos, su decisión va convirtiéndose finalmente en esperanza, hasta que los parientes, quebrantado su orgullo, tienen que desistir.

10. Transcurridos pocos días, pasó a la iglesia del Santo Ángel de Panzo; mas como no encontrara allí su espíritu la plena paz, se trasladó finalmente, por consejo del bienaventurado Francisco, a la iglesia de San Damián. Aquí, clavando ya en seguro el ancla de su espíritu, no fluctúa más por posibles cambios de lugar, no vacila frente a aquella estrechez, no se arredra ante la soledad. 

Ésta es aquella iglesia en cuya restauración sudó Francisco con tan admirable esfuerzo; a cuyo sacerdote ofreció sus dineros para reparar la fábrica. Es ésta la iglesia en la que, orando Francisco, una voz, brotada desde el madero de la cruz, resonó en su alma: «Francisco, ve, repara mi casa que, como ves, se desmorona toda».

En la cárcel de este estrecho lugar se encerró la virgen Clara por amor a su celeste Esposo. Aquí, guareciéndose de la tempestad del mundo, encarceló su cuerpo de por vida. 


Monasterio de san Damián 

donde santa Clara vivió con sus hermanas

Anidando en las grietas de esta roca (Cant 2,14), la paloma de plata engendró un colegio de vírgenes de Cristo, instituyó un santo monasterio e inició la Orden de las Damas Pobres. Aquí, en el camino de la penitencia, trituró los terrones de sus miembros, aquí sembró las semillas de la perfecta justicia, aquí con su propio caminar dejó marcadas las huellas para sus seguidoras. En este estrecho reclusorio, durante cuarenta y dos años, quebró con los azotes de la disciplina el alabastro de su cuerpo, a fin de que la casa de la Iglesia se inundara de sus aromas (cf. Jn 12,3).

Se referirá más al detalle cuán gloriosamente habitó aquí una vez que se haya hecho relación de cuántas y qué grandes almas vinieron a Cristo gracias a ella.

 ALABANZAS A SANTA CLARA

Alabemos a Dios Todopoderoso, fuente de luz eterna y origen de toda santidad, por las obras admirables que hizo resplandecer en su humilde sierva santa Clara, para ejemplo de los fieles y gloria de su nombre santo y digámosle:

R. Alabado y ensalzado seas, Señor, por los siglos.

1.    Loado seas por la admirable caridad con que amó tu voluntad y a todas las criaturas. R.

2.    Loado seas por la alegre pobreza y paciente humildad con que imitó al Verbo encarnado. R.

3.    Loado seas por la excelencia de la castidad virginal con que aguardó vigilante el amor del Esposo. R.

4.    Loado seas por la ejemplar obediencia con que aquilató la entrega a tu servicio. R.

5.    Loado seas por el fuego ardiente con que abrasaste su corazón en la contemplación de los misterios de tu Hijo. R.


PEDIMOS LA GRACIA A SANTA CLARA.

(Padre nuestro, Ave María y Gloria)

 

Imagen de la Iglesia de San Juan de la Penitencia.

Hermanas clarisas de Villarrobledo

ORACIÓN

Oh Dios, que infundiste en santa Clara un profundo amor a la pobreza evangélica, concédenos por su intercesión, que siguiendo a Cristo pobre y humilde, merezcamos llegar a contemplarte en tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. AMÉN

 

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