UN CAMINO de PREPARACIÓN
para LA PASCUA DEL SEÑOR.
EL EQUIPAJE: la oración, el ayuno y la limosna.
Para recorrer este camino la
condición necesaria es LA METANOIA, la CONVERSIÓN, el cambio de mentalidad. Es decir dar valor a lo que
tiene valor y dejar a un lado lo que es vano, vacío pasajero. Es cambiar
nuestra escala de valores.
PONER EN EL
CENTRO DE NUESTRA VIDA A DIOS Y A LOS HERMANOS y descentrarnos de nosotros
mismos. Lo dice el profeta Isaías en la primera lectura del oficio de esta
mañana:
“Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin
techo, viste al que veas desnudo y no te cierres a tu propia carne”
Hace unos días celebrábamos el nacimiento de Nuestro Señor y ahora nos preparamos para celebrar el misterio Pascual, su paso de este mundo al Padre
La segunda lectura de san Clemente
nos recuerda las palabras de Jesús:
“Sed misericordiosos y alcanzaréis misericordia; perdonad y
se os perdonará; no juzguéis y no os juzgarán; la medida que uséis la usarán
con vosotros”
Cuaresma, tiempo de conversión y
penitencia. De pararse a ver si el camino que llevamos en nuestra vida nos
lleva hacia Dios o nos aleja de Él. Y entonces VOLVERSE A DIOS, cambiar el
rumbo de nuestra vida.
La celebración de la Pascua del
Señor, constituye, la fiesta primordial del año litúrgico.
El Verbo de Dios se encarnó en el
seno de la Virgen María, nació para morir por la redención de toda la humanidad,
que estaba sometida a la esclavitud del pecado, resucitó, subió al cielo y nos envió
el Espíritu Santo. El memorial de su muerte se actualiza cada día en la
Eucaristía. Cristo está vivo y presente en la tierra hasta el final de los
tiempos, escondido en la sagrada forma.
Nadie quiere sufrir, todos huímos del dolor porque es lo más desagradable y contrario a la naturaleza humana. Por ello sufrir por amor a otra persona es la mayor expresión de amor.
¿POR QUÉ 40 DÍAS?
En la Cuaresma, la Iglesia vive un combate espiritual intenso,
como tiempo de ayuno y de prueba. Así lo manifiestan también los cuarenta años
de peregrinación del pueblo de Israel por el desierto camino de la Tierra
Prometida.
Cuarenta días de preparación
tuvieron Moisés y Elías para el encuentro con Yahveh.
El tiempo de Cuaresma se extiende
desde el miércoles de Ceniza hasta la Misa de la cena del Señor exclusive. El
miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia; los viernes de Cuaresma se
observa la abstinencia de carne. El Viernes Santo también se viven el ayuno y
la abstinencia.
La mayor prueba de amor que Dios nos ha dado es entregarnos a su Hijo. Él hace suyo todo el dolor de la humanidad, de los hombres de todos los tiempos y lugares. Ahí en su pasión estaba mi dolor y el tuyo. No podemos quejarnos de nada, solo agradecer lo que ha padecido por nosotros y unir a Él la parte de cruz que nos toque vivir.
El Concilio Vaticano II (SC 109) ha
señalado que la Cuaresma posee una doble dimensión, bautismal y penitencial, y
ha subrayado su carácter de tiempo de preparación para la Pascua en un clima de atenta escucha a la Palabra de
Dios y oración incesante.