viernes, 11 de agosto de 2017

HIMNOS A SANTA CLARA DE ASÍS

Hoy todas las clarisas del mundo, en comunión, celebramos a nuestra santa madre y fundadora: Clara de Asís.
Esta comunidad de Villarrobledo viene preparando este día con una preciosa novena.
Esta tarde a las 8:30 celebraremos una solemne eucaristía presidida por nuestro capellán: D. Juan Julián Castillo Zafra.
Imagen de santa Clara adornada el día de su fiesta en nuestra iglesia

En este día especial, publicamos en nuestro blog algunos himnos propios de la Liturgia de las Horas.
DÍA 11 DE AGOSTO.
Liturgia propia de la Orden Franciscana.
HIMNO DE LAUDES
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana Clara, que joven, rica y noble se abrazó por tu amor a la obreza santa.
Loado seas, mi Señor, por su fuga amorosa en la noche estrellada, por el despojo alegre de su cabellera y por su virginal ofrenda enamorada.
Loado seas, mi Señor, porque te amó en tu cruz hasta las lágrimas, y orándote hasta el éxtasis y hasta el temblor de asombro si te comulga ba.
Loado seas, mi Señor, porque te complaciste tanto en su mirada que suscitaste por doquier miles y miles a su semejanza.
Loado seas, mi Señor, por su vida penitencial y liberada, y por su muerte alegre de verte Rey glorioso, cara a cara.

HIMNO DE LA HORA INTERMEDIA
Clara, pequeña planta: en el huerto de Cristo eres tallo fragante de amor incorruptible. ¡Salve, virgen cristiana! ¡Salve, Rey de las vírgenes!
Clara, pobre en la tierra: tue cuerpo es holocausto, cual pan de Eucaristía por la vida del hombre. ¡Salve, madre fecunda! ¡Salve, Cruz creadora!
Clara, hoy invocada: tu amor sigue exhalando como precioso nardo para el feliz Esposo. ¡Salve, vive con Cristo! ¡Salve, Rey por los siglos! Amén


HIMNO DE VÍSPERAS
Al caer la tarde silenciosa, cuando todo era calma en el ambiente, una luz se encendía diligente en oración humilde y amorosa.
Eras tú, Clara, corazón amante, que velabas al Dios sacramentado, pidiendo por el mundo atormentado, de tanto desamor desconcertante.
Plegaria y sacrificio así juntabas con alegre talante contagioso, que arrastraba tras sí por amoroso, a las flores vivientes que cuidabas.
Y así, cuando por fin llamó el Esposo a tu puerta, radiante de alegría a su encuentro saliste en este día con aceite abundante y luminoso.
En el coro de vírgenes prudentes, alabas al Señor tres veces santo; nosotros nos unimos a tu canto y a tu gozo seráfico y ferviente. Amén