Hoy todas las clarisas del mundo,
en comunión, celebramos a nuestra santa madre y fundadora: Clara de Asís.
Esta comunidad de Villarrobledo
viene preparando este día con una preciosa novena.
Esta tarde a las 8:30 celebraremos una solemne eucaristía presidida por
nuestro capellán: D. Juan Julián Castillo Zafra.
Imagen de santa Clara adornada el día de su fiesta en nuestra iglesia
Imagen de santa Clara adornada el día de su fiesta en nuestra iglesia
En este día especial, publicamos en
nuestro blog algunos himnos propios de la Liturgia de las Horas.
DÍA 11 DE AGOSTO.
Liturgia propia de la Orden Franciscana.
HIMNO DE LAUDES
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana Clara, que joven,
rica y noble se abrazó por tu amor a la obreza santa.
Loado seas, mi Señor, por su fuga amorosa en la noche
estrellada, por el despojo alegre de su cabellera y por su virginal ofrenda
enamorada.
Loado seas, mi Señor, porque te amó en tu cruz hasta las
lágrimas, y orándote hasta el éxtasis y hasta el temblor de asombro si te
comulga ba.
Loado seas, mi Señor, porque te complaciste tanto en su
mirada que suscitaste por doquier miles y miles a su semejanza.
Loado seas, mi Señor, por su vida penitencial y liberada, y
por su muerte alegre de verte Rey glorioso, cara a cara.
HIMNO DE LA HORA INTERMEDIA
Clara, pequeña planta: en el huerto de Cristo eres tallo
fragante de amor incorruptible. ¡Salve, virgen cristiana! ¡Salve, Rey de las
vírgenes!
Clara, pobre en la tierra: tue cuerpo es holocausto, cual pan
de Eucaristía por la vida del hombre. ¡Salve, madre fecunda! ¡Salve, Cruz
creadora!
Clara, hoy invocada: tu amor sigue exhalando como precioso
nardo para el feliz Esposo. ¡Salve, vive con Cristo! ¡Salve, Rey por los
siglos! Amén
HIMNO DE VÍSPERAS
Al caer la tarde silenciosa, cuando todo era calma en el
ambiente, una luz se encendía diligente en oración humilde y amorosa.
Eras tú, Clara, corazón amante, que velabas al Dios
sacramentado, pidiendo por el mundo atormentado, de tanto desamor
desconcertante.
Plegaria y sacrificio así juntabas con alegre talante contagioso,
que arrastraba tras sí por amoroso, a las flores vivientes que cuidabas.
Y así, cuando por fin llamó el Esposo a tu puerta, radiante de
alegría a su encuentro saliste en este día con aceite abundante y luminoso.
En el coro de vírgenes prudentes, alabas al Señor tres veces
santo; nosotros nos unimos a tu canto y a tu gozo seráfico y ferviente. Amén