Testimonio de Sor Yolanda de los Ángeles.
Ayer celebré con gozo y mucha
ilusión los 25 años de consagración religiosa como hija de santa Clara de Asís.
Un día grande, muy especial, irreptible e inolvidable. Rodeada del amor de mis
hermanas de comunidad, de mi familia, amigas de la infancia, de la adolescencia
y de la juventud. Compartieron mi gozo compañeras del colegio de las monjas de
EGB de Socuéllamos, del Instituto, de la escuela de Magisterio de Cuenca
(promoción1990) y compañeras de la Residencia Universitaria Bartolomé Cossío.
También asistió la OFS de Villarrobledo y algunas personas allegadas a la
comunidad.
24 de noviembre, una fecha muy significativa, víspera de Cristo Rey del Universo, que en el año de 1993, cuando hice mis votos de pobreza, castidad y obediencia, cayó en 20 de noviembre.
24 de noviembre, una fecha muy significativa, víspera de Cristo Rey del Universo, que en el año de 1993, cuando hice mis votos de pobreza, castidad y obediencia, cayó en 20 de noviembre.
Por la mañana en el desayuno, ya
estaba el refectorio adornado con regalos, flores, globos, carteles. No faltó
la tarta y el canto de felicitación. Toda una manifestación de arte por parte
de mis hermanas de comunidad, que se encargaron también de adornar el locutorio
y los floreros de la iglesia, haciendo con las flores la forma del corazón
(símbolo del amor) y dos alianzas nupciales, símbolo del desposorio con Cristo.
Por la tarde a las cinco dio inicio
la ceremonia presida por D. Juan Julián, capellán de la comunidad y
concelebrada por Dieudoné (coadjutor de la Parroquia de San Sebastián de
Villarrobledo) y D. J. Manuel (un amigo sacerdote de Cuenca).
Los cantos corrieron a cargo de
algunos miembros del coro de una Parroquia de Pinto y del coro de la Parroquia
de Santa María (Villarrobledo). Escogidos para la ocasión con un matiz
vocacional, y como tema de fondo la realeza de Cristo manifestada a los hombres
en su entrega sangrienta sobre el madero de la cruz por nuestra salvación y
actualizada en cada eucaristía.
En las lecturas, las moniciones, las
preces y la procesión de ofrendas participaron: la madre abadesa, una
representación de los familiares cercanos, las compañeras de EGB del colegio de
Carmelitas de Socuéllamos, del Instituto y de la Universidad.
La homilía fue muy hermosa. D.Juan
Julián habló del valor de la Vida Consagrada en la Iglesia, del significado de
los consejos evangélicos, del carisma de santa Clara y de la festividad que
conmemorábamos de Cristo Rey.
Tras la homilía renové la Profesión
Religiosa, es decir lo votos de pobreza, castidad, obediencia y clausura.
Después la madre me hizo entrega del anillo y de una vela.
Después de la oración post-comunión
no podía faltar una oración de acción de gracias a Dios, haciendo un breve
recorrido de lo que ha sido mi vida, de los dones recibidos de Dios a lo largo
de estos 28 años que llevo en el monasterio (hubo tres de preparación para la
Profesión). Agradecí la presencia de tantas personas queridas que han
compartido conmigo momentos inolvidables de mi vida. Muchas venidas desde lejos
para estar presentes y acompañarme en un día tan grande.
Al final se cantaron el himno y la
aclamación a la Virgen de la Teja, tan venerada por nuestra comunidad y conocida
en diferentes lugares de la geografía española, incluso del extranjero.
Algunas fotos en el locutorio con las amigas y amigos de Socuéllamos y Cuenca.
Algunas fotos en el locutorio con las amigas y amigos de Socuéllamos y Cuenca.
Compañeras de EGB y del Instituto junto a dos maestras de 4º y 5º de EGB.
Algunos amigos y amigas de la pandilla de Socuéllamos.
Finalizada la ceremonia, pasaron
todos al locutorio para celebrarlo, compartir experiencias, entrega de regalos
y participar de una merienda preparada por la comunidad.
Amigas de Magisterio de la pandilla de Cuenca
Una gozada para todos los
asistentes volver a encontrarnos después de muchos años y comprobar que la
amistad no muere a pesar del tiempo y la distancia.
DOY GRACIAS A DIOS POR LA FELICIDAD TAN GRANDE QUE ME DA
CADA DÍA Y POR LA ALEGRÍA TAN ESPECIAL DE AYER.