JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA
2-FEBRERO- 2014
Todos
conocemos el día 2 de febrero como la fiesta de la candelaria, pero desde el
año 1997, la Iglesia celebra además la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
instituida por el próximamente santo Juan Pablo II. Esta Jornada tiene como objetivos: Dar gracias a Dios por el Don
de la Vida Consagrada a la Iglesia y a
la humanidad; promover su conocimiento y estima; invitar a los consagrados a
celebrar lo que Dios ha hecho en sus vidas.
El día de hoy, todos
los consagrados renovamos nuestro compromiso de seguir a Cristo.
Me han invitado a dar mi testimonio como consagrada.
Yo,
personalmente, doy gracias a Dios por haberse fijado en mí, llamándome a una
vida de intimidad con Él. Os voy a resumir cómo fue mi vocación.
No
quería ser monja ni verme vestida con el hábito religioso, pues era muy
presumida. Pero el Señor, que me había elegido para Él, pudo conmigo. Dice una
canción que yo escogí para mi toma de hábito: “Yo pretendí ahogar tu voz en mi
ser, llegué a pensar, que yo podría olvidar, mas tú gritabas dentro de mí y
eras como un volcán difícil de extinguir”.
Desde
párvulos hasta 8º de EGB estuve en el colegio de las carmelitas. Con 14 años
pasé al Instituto, me hice distribuidora de AVON, catequista, cantaba y tocaba la guitarra en el coro de san José.
Desde los 16 a los 19 años viajé a Francia de intercambio para perfeccionar el
francés. Durante estos meses hice turismo por Bretaña, Normandía, Castillos del
Loira, los Alpes, los Pirineos, el Macizo Central, Saboya, Alvernia,… Un regalo
de Dios el conocer tantos lugares preciosos donde pude admirar la grandeza del
Creador y sentirme hija suya.
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Sor Yolanda, con camiseta roja, a los 17 años y su amiga francesa |
A
los 17 años me fui a Cuenca a estudiar Magisterio. En esos 3 años formaba parte
de la J.A.C. asistía a las reuniones, cantaba en el coro, visitábamos a los
ancianos, saqué 4 años de francés en la Escuela Oficial de idiomas.
Fue
en unos Ejercicios Espirituales donde descubrí el amor de Dios por mí y a
Jesucristo como una Persona Viva. Me dejé seducir por Él. Saqué el compromiso
de ir todos los días a misa y rezar el Rosario.
Gracias
a la frecuencia de los sacramentos, la oración y la Dirección Espiritual descubrí mi vocación
contemplativa. Así en Junio de 1990 acabé mis estudios y a los dos meses
escasos ingresé en las clarisas de Villarrobledo.
La
obra ha sido y sigue siendo del Señor que me llamó. Sin su fuerza y seducción
hubiera sido imposible dejar a tantas personas queridas.
A
lo largo de los 23 años como clarisa he
experimentado la realidad del lema de este año para esta Jornada de hoy: “La alegría del Evangelio en la Vida Consagrada”. Por experiencia sabemos
que cuando pecamos, o estamos encerrados en nosotros mismos sin acordarnos de
los demás, nos ponemos tristes y malhumorados. Cuando somos capaces de no hacer
de nosotros en centro, de sacrificarnos por el bien de los demás, nos sentimos
contentos. La entrega de sí mismo produce alegría y eso es lo que hacen los
consagrados a Dios. La alegría verdadera
es un fruto del Espíritu Santo y una consecuencia lógica de hacer de Dios el
único Señor de tu vida, haciendo su voluntad y cargando con la cruz de cada
día. Una máxima que me acompaña desde postulante es: “Si Dios te pide mucho es
que quiere darte más”. En estos años de Vida Consagrada, he experimentado la
cercanía de Jesús en las circunstancias más triviales de cada día, su Providencia
en las necesidades personales y comunitarias. Es el compañero de camino. El
descubrimiento de su Palabra como una realidad viva ha sido una de las mayores
gracias que he recibido en mis años de Vida Religiosa
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Sor Yolanda en el patio central del Convento |
¿Por qué opté por la vida
contemplativa? En tercero de
Magisterio dedicaba una hora a la oración. Cuando tienes este hábito, la
oración se convierte en la “respiración del alma”, sin oración te mueres.
Además yo quería que todos los hombres abrieran su corazón al amor de Dios y
comprendí que el mejor modo de contribuir a ello era entregar mi vida al Señor
orando por ellos.
Para terminar, quisiera pedir a los sacerdotes que acompañen a
los jóvenes, chicos y chicas, ayudándoles a descubrir la voluntad de Dios sobre
ellos y ser valientes para dejarlo todo si se sienten llamados por Dios. En la
Iglesia hay una gran variedad de carismas. Hay que orar por la humanidad y
muchos pobres esperan de nuestro servicio para continuar con la obra que Cristo
hizo en la tierra. A los padres que no
se cierren, que sean generosos y no desanimen a sus hijos ante una posible
llamada de Dios.
Sor
Yolanda de los Ángeles.