EN EL NOMBRE DEL PADRE DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN
DÍA 7º
-Tú conoces mi corazón, Señor ten piedad.
- Tú sabes cómo es el fondo de mi alma, Cristo ten piedad.
- Tú eres mi camino y mi descanso, Señor ten piedad.
OREMOS A DIOS CON SAN FRANCISCO
Oh alto y glorioso Dios, ilumina las tinieblas de
mi corazón. Dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y
conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento.
REFLEXIÓN
ESTIGMATIZACIÓN EN EL MONTE ALVERNIA
Francisco asistió en junio de 1224 a lo que fue su
último capítulo general de la orden. Hacia principios de agosto decidió hacer
un viaje a un lugar aislado llamado Monte Alvernia, a unos 160 kilómetros al
norte de Asís. Escogió para este viaje a algunos de sus compañeros: León,
Angelo, Illuminato, Rufino y Masseo, a quien el poverello puso al mando del
grupo.
Estando en la cima, fue visitado por el conde
Orlando, quien llevaba provisiones a los hermanos. Francisco le pidió
construirle una cabaña a manera de celda, donde después se aisló. La oración
ocupó un lugar central en la vida de Francisco; para ello buscaba la vida
eremítica, el silencio y soledad interior. Reforzaba sus plegarias postrándose,
ayunando, e incluso, gesticulando.
En ese lugar, fray León fue testigo de los actos de
su soledad: lamentos por el futuro de la orden y estados de éxtasis. Al saber
que era espiado, decidió irse a un sitio más apartado en una saliente de
montaña. En la fiesta de la Asunción, Francisco decidió hacer un ayuno de
cuarenta días.
Por órdenes del poverello, fray León lo visitaba
dos veces para llevarle pan y agua. Según los relatos que recogieron los
testimonios de León, éste fue testigo de la aproximación y alejamiento de una
bola de fuego que bajaba del cielo. Por este prodigio, Francisco le comentó que algo grande
estaría por ocurrir. Le hizo abrir tres veces el misal para encontrar
respuesta, y las tres veces se abrió en la historia de la Pasión de Jesús.
Probablemente el 14 de septiembre de 1224, oró
para recibir dos gracias antes de morir:
"Señor Jesús, que yo sienta en mi cuerpo todo el dolor que tú experimentaste en la pasión y todo el amor de tu corazón que te llevó a dar la vida por la salvación de los hombres".
Después de intensas oraciones, el mismo Nazareno se le presentó, crucificado,
rodeado por seis alas angélicas, y le imprimió las señales de la crucifixión en
las manos, los pies y el costado; posteriormente, sus hermanos vieron los
estigmas de Francisco, que él conservó por el resto de su vida. Sin embargo,
Francisco —al igual que otros santos estigmatizados— hizo todo lo posible para
ocultarlos a la vista de los demás por considerarse indigno, no del dolor que
sentía, sino de ser portador de las señales de la Pasión de Cristo. Por eso,
fue desde entonces con las manos metidas entre las mangas del hábito, y con los
pies cubiertos por medias y zapatos.
Pídase la gracia que deseemos
alcanzar en esta novena
ACLAMACIONES
-Demos gracias a
Dios, nuestro Padre, porque por medio de san Francisco de Asís nos ha llamado a
vivir su verdad y su amor. (Padrenuestro…)
-Demos gracias a Dios, nuestro Padre, porque ha
querido que su mensaje salvador sea llevado a toda la tierra por medio de los
franciscanos. (Padrenuestro…)
-Demos gracias a Dios, nuestro Padre, porque quiere
que Francisco de Asís tenga cada día nuevos seguidores e imitadores. (Padrenuestro…)
ORACIÓN FINAL PARA
TODOS LOS DÍAS
Señor Jesús, nuestros deseos más íntimos te buscan
y te invocan. Nuestros anhelos más profundos te reclaman. Todos necesitamos de
ti: el enfermo, el sediento, el que busca la belleza, el que ansía la verdad,
el que se esfuerza por conseguir la paz… te está buscando a ti que eres la
saciedad y la belleza plena, la única paz donde pueden descansar nuestros
corazones.
Muéstranos tu rostro, Señor. Queremos hacer un
mundo mejor. Danos un corazón humilde como el de san Francisco para que
sembremos a nuestro alrededor la paz y el bien. Amén.