En el VIII centenario de la consagración a Dios de Clara de Asís tuvo lugar un singular congreso que comparó los dos carismas, uno antiguo y uno actual. Un evento en tres actos.

Fue de gran interés, por lo tanto, la mesa redonda introducida por las palabras del alcalde Claudio Ricci y del obispo de Asís, Mons. Domenico Sorrentino. Una presentación del tema desde varias perspectivas. El prof. Padre Pietro Maranesi, OFM Cap., reflexionó con pasión sobre el tema “Francisco y Clara: un carisma, dos rostros”, centrado en la dimensión profética y revolucionaria del carisma que, de por sí, se contrapone a las costumbres de la época. Sobre la novedad emergente de categorías como la “misericordia” y el “compartir” que se derivan de la “conversión” de Francisco. Sobre el “viaje” espiritual de Clara quien descubre su identidad en el “rostro” de Francisco: “…sin ese rostro yo no tendría un rostro. Encontré a Dios a través de Él”. Ellos tienen una apertura profética que, en la sociedad medieval lleva a descubrir en el otro el camino para llegar a Dios. Son otros tiempos, pero es la misma operación realizada por Chiara Lubich. Lo demuestra la profesora y hermana Alessandra Smerilli, F.M.A, con el tema "El reflejo de los carismas en la historia y en la sociedad”. La realidad de un carisma no es sólo “gracia”, “gratuidad”, sino que son “ojos que, en quienes viven en la pobreza, pueden ver algo bello y grande”. Por ello los carismas se convierten en “puntas de lanza en la frontera de lo humano y llevan sus posiciones siempre hacia adelante” en la exploración y el compromiso. Estos, además, son caminos que hacen emerger lo femenino.

La belleza, la estética, de hecho, está implícita en la acción de un carisma. “Clara de Asís y Chiara Lubich: la comunión entre dos carismas como fuente de luz” es el tema de la Prof. Lucia Abignante del Movimiento de los Focolares, que subraya la sintonía y la comunión entre las dos Clara, como fuente de luz, de renovada fidelidad y unidad recogiendo en él su herencia para vivir el mensaje de ambas hoy.
“Santa unidad y altísima pobreza” es el carisma de la primera; “La unidad y como clave el amor exclusivo a Jesús Abandonado”, el de la segunda. “Unión con Dios”, para Clara de Asís; “santidad colectiva, de pueblo”, para Chiara Lubich. Una sintonía y una comunión que atraviesa los siglos y hace que esta última, en un período de luz particular dentro de su historia, describa a la Iglesia como un “Cristo desplegado” en el tiempo y el espacio, donde la variedad de los carismas corresponde a la totalidad del Evangelio. Como un jardín con muchas flores diferentes.

La jornada se concluyó en el teatro del Metastasio con el musical “Clara de Dios” de Carlo Tedeschi , un vibrante viaje de danzas, ritmos y música por la vida de Clara de Asís, interpretado con convicción por una compañía de jóvenes que se han convertido en testigos de su mensaje.
De Victoria Gómez