En el VIII centenario de la consagración a Dios de Clara de Asís tuvo lugar un singular congreso que comparó los dos carismas, uno antiguo y uno actual. Un evento en tres actos.
En una soleada jornada, el 9 de junio, tuvo lugar el Congreso “Clara de Asís y Chiara Lubich: dos carismas en comunión”, un evento que enriquece el Año Clariano con el que se quiere recordar el VIII centenario de la conversión y consagración a Dios de Clara de Asís y dar testimonio de la actualidad de su encanto. Por tal motivo se quiso profundizar la relación, o mejor dicho la comunión, entre el carisma de Clara de Asís (Chiara d'Assisi) y el de Chiara Lubich.
Fue de gran interés, por lo tanto, la mesa redonda introducida por las palabras del alcalde Claudio Ricci y del obispo de Asís, Mons. Domenico Sorrentino. Una presentación del tema desde varias perspectivas. El prof. Padre Pietro Maranesi, OFM Cap., reflexionó con pasión sobre el tema “Francisco y Clara: un carisma, dos rostros”, centrado en la dimensión profética y revolucionaria del carisma que, de por sí, se contrapone a las costumbres de la época. Sobre la novedad emergente de categorías como la “misericordia” y el “compartir” que se derivan de la “conversión” de Francisco. Sobre el “viaje” espiritual de Clara quien descubre su identidad en el “rostro” de Francisco: “…sin ese rostro yo no tendría un rostro. Encontré a Dios a través de Él”. Ellos tienen una apertura profética que, en la sociedad medieval lleva a descubrir en el otro el camino para llegar a Dios. Son otros tiempos, pero es la misma operación realizada por Chiara Lubich. Lo demuestra la profesora y hermana Alessandra Smerilli, F.M.A, con el tema "El reflejo de los carismas en la historia y en la sociedad”. La realidad de un carisma no es sólo “gracia”, “gratuidad”, sino que son “ojos que, en quienes viven en la pobreza, pueden ver algo bello y grande”. Por ello los carismas se convierten en “puntas de lanza en la frontera de lo humano y llevan sus posiciones siempre hacia adelante” en la exploración y el compromiso. Estos, además, son caminos que hacen emerger lo femenino.
Es así para las dos Clara: la de Asís logró hacer que se aprobara en su reglamento la inédita “altísima pobreza”. La de Trento llevó a la Iglesia la enorme novedad que quien preside su Movimiento eclesial, que contiene todas las vocaciones, será siempre una mujer; con realizaciones laicas, exquisitamente civiles (como la Economía de Comunión) que expresan cuanto los carismas, tanto ayer como hoy, son volante que contribuyen a una sociedad más “humana y bella”.
La belleza, la estética, de hecho, está implícita en la acción de un carisma. “Clara de Asís y Chiara Lubich: la comunión entre dos carismas como fuente de luz” es el tema de la Prof. Lucia Abignante del Movimiento de los Focolares, que subraya la sintonía y la comunión entre las dos Clara, como fuente de luz, de renovada fidelidad y unidad recogiendo en él su herencia para vivir el mensaje de ambas hoy.
“Santa unidad y altísima pobreza” es el carisma de la primera; “La unidad y como clave el amor exclusivo a Jesús Abandonado”, el de la segunda. “Unión con Dios”, para Clara de Asís; “santidad colectiva, de pueblo”, para Chiara Lubich. Una sintonía y una comunión que atraviesa los siglos y hace que esta última, en un período de luz particular dentro de su historia, describa a la Iglesia como un “Cristo desplegado” en el tiempo y el espacio, donde la variedad de los carismas corresponde a la totalidad del Evangelio. Como un jardín con muchas flores diferentes.
“Claritas”, “clarificar”, son palabras que, en el lenguaje inventado por Chiara Lubich, invitan a llevar la luz de las realidades espirituales a las realidades temporales. Y es esta la convicción con la cual se asiste, en el segundo acto, a la dedicación a Chiara Lubich de un tramo de la calle de los alrededores de la basílica Superior de San Francisco, que invita a “ampliar la mirada” como dice Michele Zanzucchi, moderador de la mesa redonda. Dando su bendición a “Tramo Chiara Lubich”, Mons. Sorrentino auguraba que sea una “llamada a todos, a considerar cualquier sendero como un lugar de encuentro y diálogo con todos”. El Alcalde Ricci dijo ver allí “las piedras de Asís, cuna del franciscanismo, redescubiertas hoy por un nuevo carisma, con el estilo de ser familia también en la realidad económica y social”.
La jornada se concluyó en el teatro del Metastasio con el musical “Clara de Dios” de Carlo Tedeschi , un vibrante viaje de danzas, ritmos y música por la vida de Clara de Asís, interpretado con convicción por una compañía de jóvenes que se han convertido en testigos de su mensaje.
De Victoria Gómez