CARTA A PALOMA GÓMEZ BORRERO
Querida
Paloma:
Acaba de
llamar a nuestra comunidad Leticia Cassans, comunicándonos que ayer a las 8 de
la tarde abandonaste esta tierra para ir al encuentro de tu Padre Celestial.
Aquél que tanto has amado durante tu vida, ahora te recibe como hija
queridísima.
¡Felicidades,
querida hermana en Cristo! Porque ayer era la víspera de la gran solemnidad de
la Anunciación. ¡Menuda fiesta hay hoy en el cielo, celebrando la Encarnación
del Hijo de Dios en el seno de la Virgen María!
Es
primavera. En primavera renace la vida y en primavera has nacido tú a la Vida
que no acaba. En primavera se encarnó el que es la Vida y en primavera resucitó
como Redentor de la humanidad, dándonos a nosotros parte en su vida divina.
En estos
momentos estás de cuerpo presente en Madrid, pero me dirijo a ti con la
esperanza de que estés donde estés podrás leer mi carta.
Ya te
conocía desde muy pequeña, porque mi tía abuela Carlota, hablaba mucho de la
amistad que tu abuelo, el general Borrero, tenía con mi bisabuelo, alcalde de
Socuéllamos, Fortunato Fernández Herreros, pues siempre que venía por Las
Pedroñeras solía pasar unos días con su amigo de Socuéllamos.
Mi tía sabía
de ti por lo que tu madre le iba contando de tus estudios y tu trabajo en Roma,
entonces ella disfrutaba cuando te veía por televisión y me explicaba la
amistad que unía a ambas familias.
Paloma Gómez Borrero en el locutorio de nuestro monasterio.
23 de septiembre de 2000
23 de septiembre de 2000
Lo que
nunca podía imaginar era que iba a conocerte un día personalmente. Pero Dios me
concedió ese regalo por medio de su Madre, Nuestra Señora de la Teja. Ella te
trajo por aquí el 23 de septiembre de 2000. Te habían hablado de la Virgen de
la Teja y quisiste venir a conocerla. No se me olvida tu expresión de sombro
cuando te sacamos la urna de la Virgen. Decías: “¡Si parece que quiere salirse
de la teja y venirse con nosotros! ¡Me la llevo al Encuentro mundial de las
familias! Lo decías de broma. Lo que sí le llevaste al papa Juan Pablo II y
otros miembros de la curia, fue algunas estampas de la Virgen de la Teja.
Pasamos
contigo y tus amigos un rato inolvidable. Parecía que te conocíamos de siempre,
tú cercana, sencilla y cariñosa te hacías querer por todas las hermanas.
También tú disfrutaste con nosotras, así lo dejabas plasmado cuando firmaste el
libro de visitas:
“Estando en este lugar tan santo donde se
respira ALEGRÍA Y PAZ se imagina uno mejor la maravilla que debe ser el cielo.
Gracias por estos momentos que nos han regalado hoy”
Paloma en el locutorio de nuestro monasterio. Junto a ella, en el extremo derecho el compositor José Luis Tierno, conocido por la composición para "Turrones el Almendro" Vuelve, a casa vuelve, por Navidad.
Antes de
que te marcharas de nuestro locutorio te hablé de mi bisabuelo y de la amistad
que tu abuelo tenía con él. Te alegraste de nuestro encuentro, pues tú también
le oíste hablar a tu madre de esta antigua amistad familiar.
Ahora que
recibo la noticia de tu partida, no puedo evitar sentir en el alma un profundo
dolor, como si alguien muy querido nos hubiera dejado. Y creo que este
sentimiento no es solo mío, sino que lo compartimos todos los católicos del
mundo entero: tu gran familia espiritual, por la que te has desvivido acercando
a nuestras casas todas las noticias relacionadas con el Santo Padre.
Hoy toda la
Iglesia está de luto, porque nuestra Paloma ha volado al cielo y nos ha dejado.
Pero la fe nos da la certeza de que llegaste ya a la meta que espera a todo ser
humano y para la que hemos sido creados: contemplar el rostro de Dios.
Nosotros
rezamos por ti, reza tú también por nosotros.
Sor Yolanda de los
Ángeles, clarisa de Villarrobledo.
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