Hoy nuestro templo ha recibido una peregrinación de ucranianos.
Ha sido un regalo para esta comunidad el haber vivido por primera vez una Liturgia Eucarística de Rito Católico Oriental en idioma Ucraniano.
Celebrada por el padre Yuriy Vynnyk, sacerdote católico de Rito
Oriental.
El lenguaje de la música es universal y ha llegado a nuestros corazones.
Una solemne Liturgia que ha durado poco más de una hora.
En la homilía, con traducción simultánea al español el padre ha hablado del prodigio de la Virgen de la Teja.
Transcribimos algunas ideas de su homilía:
“En Villarrobledo había una gran sequía a mediados del siglo XIX cuando sor Rosalía, hermana clarisa de Villarrobledo, dijo:
Hasta que no saquen a mi Virgen no va a llover.
Se organizó la procesión y gracias a la Virgen de la Teja llovió y el trabajo humano no se perdió.
Han pasado muchos años desde entonces, pero nuestras vidas
tienen los mismos desafíos.
Nubes negras se ciernen sobre nuestra Ucrania. Por desgracia, no son de lluvia, son las nubes de humo que se ciernen sobre las ciudades quemadas, donde se escucha el llanto de los niños, las madres o alguien envuelto en la desesperación y el desaliento.
Todo el mundo está empezando a comprender poco a poco que
quieren borrarnos de la faz de la tierra, destruir el lenguaje, borrar nuestra
memoria .
El enemigo una vez más quiere convencer a todos de que
nosotros, como pueblo, no tenemos ningún valor…
El Señor a menudo elige lo que a los ojos de la gente es despreciable
o no tiene valor alguno, como puede serlo el barro.
En el icono de la Virgen de la Teja no hay oro ni diamantes preciosos,
pero está su presencia,
su señal de que está entre nosotros.
El icono de la Virgen de la Teja está cambiando.
Esta imagen en relieve parece crecer.
Las fotos de hace 50 años son diferentes de las fotos actuales.
Tal vez más de una vez nos sentimos inconsolables o
innecesarios.
Tal vez alguien tenía una sensación de años perdidos de
talentos y oportunidades perdidas.
Tal vez alguien tiene la creencia de que su vida está
arruinada y que nada puede cambiar.
Dios cambia de una manera extraña ante nuestros ojos lo que
parece que no debería haber cambiado.
Cambia un trozo de teja, convirtiéndola en la imagen de su
presencia.
Y si lo permitimos, nos cambiará también.
Y en los incendios
y cenizas de nuestra tierra mostrará su Gloria".
Finalizada la Liturgia, el padre se ha dirigido a la urna donde está la Virgen para venerarla.
Todos han cantado con devoción a la madre de Dios en su lengua materna.
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