La flor de tu
juventud se ha trocado en
flor de entrega la que en la
divina vega crece al lado de
la cruz donde el alma se
sosiega.
Agua clara de tu
fuente por el cauce del
amor discurre
calladamente para alcanzar,
“claramente”, el mar de
Nuestro Señor.
El mundo y sus
vanidades dejas atrás de
una reja y, en silencio y
soledades, buscas las
seguridades de la Virgen de
la Teja.
Hoy, sor María
Benita tiene con Cristo
una cita en el claustro
del amor y ella con mucho
fervor deshoja su
margarita.
Y sale un sí,
claro, claro, como la Virgen
María que al arcángel
le decía que no ponía
reparo a lo que Dios le
pedía.
Ya sin las
mundanas prisas, sin sobresaltos,
ni miedo, va sembrando de
sonrisas el claustro que
las clarisas tienen en
Villarrobledo. Colmenar Viejo
28 de octubre 2020 Ángel Ferrero
Qye bonito, en hora buena
ResponderEliminarPrecioso. Que hermoso Sor Benita. Dios bendiga su vida
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