OCURRIÓ AL AMANECER DEL PRIMER DÍA DE LA SEMANA
María Valtorta, mística italiana,
escribió la vida de Jesús tal como él se la reveló, siendo espectadora de
muchos detalles que por brevedad no aparecen en los Evangelios. Como fruto de
estas revelaciones nació “El Evangelio como me ha sido revelado”,
que edita el Centro editorial Valtortiano de Roma para todo el mundo. Diez
tomos de seiscientas páginas cada uno de una belleza encantadora, donde vemos
descrita toda la vida de Jesús.
El último tomo está dedicado a las
apariciones del Resucitado. La primera fue a su Santísima Madre. En el diálogo
que hay entre ambos aparecen estas palabras de Jesús:
“Gracias, mamá, por haberme concebido, criado, ayudado en
la vida y en la muerte. He sentido llegar hasta mí tus oraciones que han sido
mi fuerza en el dolor”
Estas palabras atraviesan el tiempo
y todo lugar llegando frescas y actuales hasta nuestro HOY concreto.
Pues cada alma fiel es madre de
Jesús tal como lo afirma él en el Evangelio de san Mateo:
“El que cumple la
voluntad de mi padre que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi
madre”. (Mt 12, 50)
San Francisco lo tenía muy claro
cuando escribe la primera carta a los fieles:
“Somos madres cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo por
el amor divino y por una conciencia pura y sincera y lo alumbramos por las
obras santas que deben ser luz para ejemplo de otros”.
HOY
a cada uno Jesús nos da las gracias igual que un día se las dio a su
madre. Pero de manera especial se las dirige a la virgen consagrada a él. Santa
Clara también tenía muy claro que era madre de Jesucristo, pues le escribe así
a su santa amiga Inés de Bohemia:
“La gloriosa Virgen
de las vírgenes lo llevó materialmente. Tú, siguiendo sus huellas, en pobreza y
humildad, puedes llevarlo espiritualmente siempre fuera de toda duda en tu
cuerpo casto y virginal. De este modo contienes en ti a quien te contiene a ti
y a todos los seres”. (III Carta)
Situándonos aquí ¡cuánta debe ser nuestra alegría como
clarisas! Qué consoladoras las palabras que Jesús nos dirige igual que un
día a su madre, si las acogemos desde la fe.
Jesús HOY nos da las gracias porque le hemos dejado encarnarse
realmente en nuestro cuerpo virginal, le hemos hecho crecer en los prójimos que
nos rodean, le hemos acompañado en su vía dolorosa, viviendo con él cada
instante de su dolorosa pasión. Y Él ha sentido nuestra presencia cercana y
amorosa, nuestra oración ha sido para Él fuerza en su dolor.
Nuestra iglesia el día de hoy con el Santísimo expuesto
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