ANTÍFONA:
¡Qué luminosa es esta virgen en la Iglesia! En la casa paterna brilló con luz clara; encerrada en el claustro llenó de fulgor la Ciudad de Dios y, conducida a la Jerusalén celeste, resplandece para siempre.
DÍA OCTAVO
CLARA, IMPRONTA DE LA MADRE DE DIOS
(Tomado del libro: “La vía de la belleza” Mª Victoria Triviño, OSC. Págs. 185-215)
LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Está
presente en los escritos de Francisco y resplandece en la vida de Clara.
Buscamos los testimonios acerca de la
Virgen en la espiritualidad de Clara. Lo que ella decía, vivía o enseñaba a sus
hermanas. Y lo que las hermanas interpretaban desde su experiencia de vida con la
madre santa Clara.
El 11 de agosto de 1253, la hermana Clara
entregaba su alma al Señor. Tres meses después, del 24 al 28 de noviembre, se
abría su proceso de canonización. De las 53 hermanas que vivían en San Damián
con Clara, catorce de ellas tuvieron que declarar bajo juramento. El documento
que contiene estos testimonios ha llegado hasta nuestros días.
Un extracto respecto a la Virgen
María:
Sor Cristina declaró que: “Había estado llena de gracia, de virtudes y obras santas.
Todo lo que se puede decir de santidad de alguna mujer, después de la Virgen
María, se podía decir en verdad de Clara, pues le era imposible describir todas
sus virtudes”. (Pro 5,2)
Sor Balbina: “Creía firmemente que desde la Virgen María hasta el presente, ninguna
mujer había tenido mayor mérito”. (Pro VII,11)
Sor Bienvenida: “Fue virgen humilde, inflamada en el amor de Dios; permanente en la oración
y la contemplación; penitente en el vestir, los ayunos y vigilias. No creía que
desde la bienaventurada Virgen María, hubiese existido jamás mujer de mayor
santidad que la dicha Madonna Clara”. (Pro XI, 5)
Sor Benedicta, que era la abadesa, y toda la comunidad a una voz:
“Todo lo que había de santidad en
cualquier santa, después de la Virgen María, se puede verazmente decir de Madonna
Clara, de santa memoria”.
Un teólogo de la Orden de Frailes
menores, Tomás de Celano, que conoció personalmente a Clara, fue designado por
el papa para escribir la biografía de Clara, con motivo de su canonización. De
ella escribió al inicio de su Leyenda:
“LEYENDA”, es la traducción del italiano “LEGENDA”, que
significa escrita para ser leída en los monasterios y conventos, mientras la
comunidad come en silencio. De Clara solo se escribió una Leyenda; de san Francisco
Tomás de Celano (que le conoció personalmente) escribió dos, san Buenaventura otras
dos; aparte están la Leyenda de los Tres Compañeros y la Leyenda de Perusa, que junto con el Espejo de Perfección y el Anónimo de Perusa, constituyen las fuentes franciscanas.
“IMITEN LAS DONCELLAS A CLARA,
IMPRONTA DE LA MADRE DE DIOS”.
(Leyenda de Clara, Cta. Proemio)
De Francisco se dijo que era Alter Christus,
por su identificación con el Crucificado.
De Clara se dijo que era Altera María,
por su identificación con la Madre de Dios.
CLARA, SIERVA DE CRISTO
Al llamarse a sí misma sierva de
Cristo, Clara está tomando para sí las palabras de la Virgen de la Anunciación.
“He aquí la esclava del Señor”.
“Yo, Clara, servidora, aunque indigna
de Cristo y de las hermanas pobres… “(Testamento de Clara, 6)
“Clara, indigna servidora de Cristo y
esclava inútil de las damas encerradas… “(1ª Carta)
“Clara, servidora inútil e indigna de
las damas pobres…” (2ª Carta)
“Clara, humilde e indigna esclava de
Cristo e inútil servidora de sus siervas que moran en el monasterio de San Damián…”
(3ª Carta)
“Clara de Asís, humilde servidora de
Jesucristo...” (5ª Carta)
Toma del Evangelio de Lucas 17, 7-10:
“Somos siervos inútiles. Hemos hecho lo que teníamos que hacer.
LO ENVOLVIÓ EN PAÑALES
“Y por amor del santísimo y amadísimo Niño, envuelto en pobrísimos pañales y reclinado en un pesebre, y de su santísima Madre, ruego a mis hermanas que se vistan siempre con vestiduras viles”
(Regla de Clara II, 6)
“Mira -te digo- al comienzo de este espejo, la pobreza, pues es colocado en un pesebre y envuelto en pañales”
(4ª
Carta)
Esta contemplación no se puede hacer sin la Madre del Señor, quien “dio a luz a su Hijo Primogénito, lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre” (Lucas 2,7).
Los pañales significan el
cuidado amoroso. Clara cubría a sus hermanas en las noches frías de San Damián.
CONTENER AL QUE TE CONTIENE
En el libro de Reyes el joven rey Salomón,
se dirige a Dios con estas palabras: “¿Es que verdaderamente habitará Dios con
los hombres en la tierra? Si los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos
esta casa que yo te he construido!” (1ª Re 8, 27)
La contemplativa no puede vivir sin
ver, oír y tocar al Verbo, por eso se adhiere a la Madre que lo engendró. Así
escribe Clara a Inés de Bohemia:
“Ama totalmente al que totalmente se entregó por tu amor… al Hijo del Altísimo, dado a luz por la Virgen María.
Adhiérete a la Madre dulcísima que engendró un tal Hijo.
Los cielos no lo podían contener y ella, sin embargo, lo llevó en el pequeño claustro de su vientre sagrado. Y lo formó en su seno de doncella”
(3ª Carta)
RESPONSORIO:
V. Salve, oh gloriosa virgen Clara, tú reinas con los ángeles y
recibes el honor de los hijos de la Iglesia.
R. Tú, que a tantos guiaste a la vida eterna por el camino de la
penitencia, intercede a Cristo por nosotros.
PEDIMOS LA GRACIA A
SANTA CLARA.
(Padre nuestro, Ave María y Gloria)
ORACIÓN
Señor y Dios nuestro, al recordar con alegría a la Madre
Santa Clara, te rogamos que enraizados en la fe y en el amor, vivamos cada día
el misterio de la resurrección y disfrutemos de tu presencia en el cielo. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
CANTO. Gloria a ti, Jesucristo, de sor Rosa María Riera, OSC
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