Seráfica
virgen, santa Clara de Asís, a tus plantas me llego con el corazón lleno de
confianza pidiendo me alcances el perdón de mis pecados para que, como tú,
pueda yo nutrirme del cuerpo inmaculado de Cristo, bañarme en su sangre
redentora, derramar mi alma en la suya divina y quedar deificado como tú, al contacto de sus
resplandores eucarísticos.
¡Misericordiosa Madre Santa Clara! Por tu profunda
oración llena de humildad, con que libraste tu ciudad de las manos de sus
enemigos, libra nuestra patria de la guerra y el terrorismo, y nuestras almas
de las furias de los enemigos visibles e invisibles. Amen.
ORACIÓN
FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Acuérdate, oh
serenísima estrella de mi vida, madre Santa Clara, acuérdate que jamás mortal
alguno ha quedado sin consuelo al invocarte. Animado con la firme confianza de
que tus ruegos son prontamente atendidos, a ti recurro suplicándote no desoigas
mis plegarias. Por la Virgen María, delicia de tu alma, mírame piadosamente y
obtenme la gracia que tanto anhelo, si es para gloria del Señor y bien de mi
alma. Así sea.
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