DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Hay constancia de que en el año 1900 se sustituyó el cuadro de san Juan Bautista, en el altar mayor de nuestra iglesia, por una imagen del Sagrado Corazón de Jesús de tamaño natural. Fue la madre Julia de la Concepción la que hizo el encargo de esta escultura.
Ello fue debido no solo a la gran devoción que tenía ella como abadesa, sino toda la comunidad. Además en 1899 el papa hizo la consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús y la publicación de la encíclica Annum Sacrum escrita por el papa León XIII.
Posiblemente fue esa la fecha en que si hizo la fotografía
del retablo mayor que se ha conservado hasta el día de hoy.
El retablo mayor de
nuestra iglesia, quemado en 1936.
Esta devoción se ha transmitido a las nuevas generaciones.
Además, las jóvenes que van ingresando en nuestro monasterio tienen una gran
devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Es tanta la devoción que tenemos su imagen en casi todas las
estancias del convento:
Imagen que hay en la
entrada al noviciado.
Imagen del “coro chico”
desde él se ve el altar mayor.
Imagen que hay en el “coro
alto”.
Imagen que hay a la
entrada del “coro bajo”.
Cuadro original del siglo XIX dedicado por detrás por la
Guardia de Honor de Madrid.
Imagen que hay en el “coro
bajo”.
Altar de la iglesia
nuestra dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.
Esta fue la primera imagen que se compró en la posguerra y
estaba en el centro del retablo provisional que se hizo al restaurar la iglesia
en 1940.
Imagen del oratorio
junto a la Virgen de la Teja y santa Clara.
Imagen que hay en la
puerta de acceso al Obrador.
Cuadro del pasillo del
fregador a la cocina.
En el refectorio, sobre
un mueble esta capilla.
En el claustro.
En una celda reuniones
de la comunidad
junto al cuadro del Inmaculado Corazón de María.
Santa Jacinta de Fátima dijo:
“El Señor quiere que junto a su Corazón esté siempre el
Corazón Inmaculado de María y que las gracias se las pidamos a través de Ella”.
A la entrada del convento teníamos una imagen del Sagrado Corazón, que por una temporada, no está en el monasterio.
El mes de junio está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús y este año, la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, coincide con el primer viernes de mes, dedicado también a desagraviar los
ultrajes contra el Corazón Amante de Cristo Redentor.
En 1765, el papa Clemente XIII, instituyó la
fiesta litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús, aunque en un principio solo para
Polonia.
Casi cien años después, en 1856,
con el beato Pío IX como papa, fue cuando la fiesta
del Sagrado Corazón alcanzó dimensión universal.
Desde ese entonces, se han escrito cuatro encíclicas para
hablar sobre el Sagrado Corazón de Jesús.
Annum Sacrum. Esta encíclica fue escrita por el papa León XIII y publicada el 25 de mayo
de 1899. Con ella, este papa consagró el género humano al Sagrado
Corazón de Jesús: “Nos, decidimos en consecuencia, que el 9, el 10 y el 11 del
mes de junio próximo, en la iglesia de cada localidad y en la iglesia principal
de cada ciudad, sean recitadas unas oraciones determinadas. Cada uno de esos
días, las Letanías del Sagrado Corazón, aprobadas por nuestra autoridad, serán
añadidas a las otras invocaciones. El último día se recitará la fórmula de
consagración que Nos os hemos enviado”.
El motivo que tuvo León XIII para llevar a cabo esta
consagración fue su gratitud ante la curación de una enfermedad peligrosa.
Miserentissimus
Redemptor.
Escrita por el papa Pío XI, esta encíclica
vio la luz el 8 de mayo de 1928. El tema en
el que se centraba era la “expiación que todos deben al Sagrado Corazón de
Jesús”. Con este motivo, viene acompañada con una oración expiatoria al Sagrado
Corazón.
Summi
Pontificatus.
La primera encíclica de Pío XII, en el año
que fue elegido papa (1939), festejó los
cuarenta años de la encíclica de León XIII, Annum Sacrum. En este documento Pío
XII escribía:
“No hay necesidad más
urgente, venerables hermanos, que la de dar a conocer las inconmensurables
riquezas de Cristo a los hombres de nuestra época“
1939 fue el año en que
comenzó la primera Guerra Mundial.
Haurietis aquas. Un centenario después de que la
devoción al Sagrado Corazón de Jesús se hiciera universal, en 1956, el papa Pío XII repitió tema de
encíclica, al hablar de nuevo sobre el Sagrado Corazón, en concreto sobre su
culto.
Así escribe san Juan Pablo II del corazón:
-
El corazón es un símbolo que habla de la interioridad del hombre. (20-06-1979)
-
Hay que medir al hombre con la medida del corazón. (03-06-1979)
-
Vosotros valéis lo que vale vuestro corazón. (03-06-1980)
EL CORAZÓN en el
lenguaje bíblico
En la Sagrada
Escritura, el término antropológico que más se usa es “CORAZÓN”
En la Biblia hebrea aparece 853
veces.
En el Antiguo Testamento se habla 26 veces del Corazón de
Dios y en el Nuevo Testamento 159 veces.
En el lenguaje bíblico “Corazón” significa el centro de la existencia humana, la confluencia de razón, voluntad, temperamento y sensibilidad, en la cual la persona encuentra su unidad y orientación interior.
Es importante remarcar que el fundamento de la devoción al Corazón de Jesús es tan antiguo como el mismo cristianismo. (Benedicto XVI, 15-05-2016)
La Devoción al Sagrado Corazón de Jesús tiene sus raíces en
la Sagrada Escritura, aunque a lo largo de los siglos, el Espíritu Santo la ha
ido mostrando más claramente.
El discípulo amado, durante la última cena reclinó su cabeza
sobre el Corazón de Cristo. (Juan 13, 22-26)
Me mirarán a mí, a quien traspasaron y harán llanto
como llanto por el Hijo único (Zacarías 12, 10)
Estas palabras las recoge san Juan en su Evangelio cuando vio
que del Corazón traspasado de Cristo en la Cruz brotaron el agua y la sangre.
La lanza atravesó el Corazón de Jesús de lado a lado. No
existe una forma más elocuente de amor.
Dios nos ha amado tanto que se ha dejado romper el corazón para darnos su Espíritu Santo y los sacramentos de la Santa Madre Iglesia.
Decía Benedicto XVI que celebrar la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús es celebrar la esencia del cristianismo: Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre.
Desde la Cruz Jesús nos muestra sus manos, pies y costado
atravesados, por nuestro amor, para nuestra salvación.
Sus heridas nos han curado. No dudemos nunca del amor que
Dios nos tiene y devolvamos amor por amor.
Recordemos sus palabras: Venid a mí todos los que estáis
cansado y agobiados y yo os aliviaré. Aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. (Mateo 11, 28-30)
La Liturgia de hoy, en el Oficio de Lectura nos ofrece este
precioso himno:
Por la lanza en su costado
Brotó el río de pureza,
Para lavar la bajeza
A que nos bajó el pecado.
Cristo, herida y manantial,
Tu muerte nos da la vida,
Gracia de sangre nacida
En tu fuente bautismal.
Y, mientras dura la Cruz,
Y, en ella el Crucificado,
Bajará de su costado
Un río de gracia y luz.
El Padre nos da la Vida
Y el Espíritu el amor,
Y Jesucristo, el Señor,
Nos da la gracia perdida. AMÉN.
Estas fotografías corresponden a la Vigilia que tuvimos en el
coro bajo, como preparación a la solemnidad de hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario