domingo, 12 de abril de 2020

HA VENCIDO


EL LEÓN DE LA TRIBU DE JUDÁ 

Hoy, domingo de Resurrección se cumple en Cristo la bendición que el patriarca Jacob hizo a su hijo Judá (Génesis, 49).


A su linaje pertenecen el Rey David y el Mesías:

Judá, te alabarán tus hermanos;
tu mano estará sobre el cuello de tus enemigos;
los hijos de tu padre se inclinarán a ti.
Cachorro de león es Judá.

No será quitado el cetro de Judá
ni el bastón de mando de entre sus pies,
hasta que llegue el Príncipe de la paz,
ante él se congregarán los pueblos”.

Liturgia de estos días santos está impregnada de la Victoria de Cristo.

Victoria, tú reinarás, oh Cruz, tú nos salvarás.

Cantábamos en Semana Santa.


Ahora en Pascua nuestro canto es:

“Lucharon vida y muerte en singular batalla y muerto el que es la vida, triunfante se levanta.


Rey vencedor, apiádate, de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa”.

Es el triunfo de la Vida sobre la muerte.

El triunfo del amor sobre el odio.


El triunfo de la luz sobre las tinieblas.

El triunfo del bien sobre el mal.

Nunca nadie ha salido vivo de un sepulcro, solo Jesucristo.

Con su resurrección ha hecho nuevas todas las cosas.

Ha dado una esperanza a la humanidad, redimida para siempre de la esclavitud del pecado.

Cuando nos sintamos abrumados por situaciones que superan nuestras fuerzas;

cuando los designios de Dios sobre nuestra vida o sobre nuestros seres queridos nos parecen un libro sellado con siete sellos y tenemos que cumplir esos designios sin entenderlos;

entonces es la hora de ponernos de rodillas y gritar con toda nuestra fe:


"¡Ha vencido el león de la tribu de Judá, él abrirá el libro y sus siete sellos!"

Esta Palabra fue dirigida al Apóstol Juan mientras estaba desterrado en la isla de Patmos por haber predicado la Palabra de Dios y haber dado testimonio de Jesús.  (Ap 1,9)


Él vio un Cordero degollado, es decir muerto, y que sin embargo está de pie, es decir ¡resucitado!

Jesús fue crucificado en el Calvario. Con su muerte victoriosa, "cumplió las Escrituras".

Ha regresado a la Vida el Amado, que sostuvo tan dura batalla.


"Yo vencí -dice el propio Resucitado en el Apocalipsis— y me senté en el trono de mi Padre" (Ap 3,21).

Con estas palabras tomadas del libro del Apocalipsis queremos felicitar la Pascua a todos los seguidores de nuestro blog 

Unidos a Cristo saldremos vencedores.
Porque su victoria ha sido nuestra victoria.

Cuando estos días santos contemplábamos su pasión y muerte vimos que sostuvo una dura batalla soportando con paciencia, por amor a la humanidad, un sufrimiento desgarrador en su cuerpo y en su alma.


La victoria fue precisamente su muerte aceptada en total obediencia al Padre por amor a los hombres.

Se sometió incluso a la muerte de cruz, por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”

Estos días de Semana Santa contemplábamos la profecía de Isaías 53:

El Cordero de Dios llevado al matadero cargando con nuestras culpas.


Él convirtió el patíbulo de la Cruz en una fecunda fuente de vida y bendición.

No podemos olvidar la unidad del misterio pascual de Cristo, su paso dinámico a través de la muerte.

El que vive es el mismo que pasó por la muerte y por la oscuridad del sepulcro.


Ya no habrá marcha atrás
Se ha instaurado la plenitud de los tiempos.

Ahora se nos pide el ser testigos de este acontecimiento, transmitir esta alegre noticia.

Testigo es el que se acerca a Jesús y le siente vivo; el que se ha encontrado con él por medio de la fe, los sacramentos, la Palabra de Dios.


Anunciemos La Buena Noticia del Evangelio a toda la Creación.

Infundamos esperanza en medio de un mundo hundido por el dolor de esta trágica pandemia, las guerras, el hambre, el terrorismo.


Mantengamos siempre viva la llama de la fe, viviendo la caridad en las situaciones concretas que nos toca vivir.

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