HIMNOS
(Propios de la liturgia de la Orden Franciscana)
Imagen de santa Clara adornada en nuestra iglesia para el día de su fiesta
HIMNO DE I VÍSPERAS
Es la esposa del Rey la virgen Clara,
Virgen y
esposa cual la Iglesia santa,
Para el
divino amor su sueño es vela,
Y canto el
despertar antes del alba.
Ni muro ni
castillo aquel recinto
Que en
caridad congrega a las hermanas;
Es San
Damián bello jardín, clausura
Para el coloquio
santo de la amada.
Aquí palpita
el mundo doloroso
En el cuerpo
de Clara y su plegaria;
Junto al
altar, junto a la cruz es madre,
Y en
silencio engendra, gime, abraza.
Pobre de
corazón, como en Belén
Nuestro Señor
nacido en unas pajas,
Pobre como
en la cruz el Dios Altísimo
Que se nos
da sin retenerse nada.
Hermana de
los ángeles, contempla
Al vencedor
con cara iluminada,
Y en el
desierto clama peregrina:
“¡Tráeme al olor
de tu fragancia!”
Que Cristo
se levante inmenso, santo,
Que derrame
la luz de su mirada:
¡La Iglesia
te bendice, bienamado,
Y en ti se
goza con la virgen Clara! AMÉN.
HIMNO DE LAUDES
Loado seas,
mi Señor, por nuestra hermana Clara, que joven, rica y noble se abrazó por tu
amor a la pobreza santa.
Loado seas,
mi Señor, por su fuga amorosa en la noche estrellada, por el despojo alegre de
su cabellera y por su virginal ofrenda enamorada.
Loado seas,
mi Señor, porque te amó en tu cruz hasta las lágrimas, y orándote hasta el
éxtasis y hasta el temblor de asombro si te comulgaba.
Loado seas,
mi Señor, porque te complaciste tanto en su mirada que suscitaste por doquier
miles y miles a su semejanza.
Loado seas, mi Señor, por su vida penitencial y liberada, y por su muerte alegre de verte Rey glorioso, cara a cara.
HIMNO DE LA HORA INTERMEDIA
Clara,
pequeña planta: en el huerto de Cristo eres tallo fragante de amor
incorruptible. ¡Salve, virgen cristiana! ¡Salve, Rey de las vírgenes!
Clara, pobre
en la tierra: tue cuerpo es holocausto, cual pan de Eucaristía por la vida del
hombre. ¡Salve, madre fecunda! ¡Salve, Cruz creadora!
Clara, hoy
invocada: tu amor sigue exhalando como precioso nardo para el feliz Esposo.
¡Salve, vive con Cristo! ¡Salve, Rey por los siglos! Amén.
HIMNO DE VÍSPERAS
Al caer la
tarde silenciosa,
Cuando todo
era calma en el ambiente,
Una luz se
encendía diligente
En oración
humilde y amorosa.
Eras tú,
Clara, corazón amante,
Que velabas
al Dios sacramentado,
Pidiendo por
el mundo atormentado,
De tanto
desamor desconcertante.
Plegaria y
sacrificio así juntabas
Con alegre
talante contagioso,
Que arrastaba
tras sí por amoroso,
A las flores
vivientes que cuidabas.
Y así,
cuando por fin llamó el Esposo
A tu puerta,
radiante de alegría
A su
encuentro saliste en este día
Con aceite
abundante y luminoso.
En el coro
de vírgenes prudentes,
Alabas al
Señor tres veces santo;
Nosotros nos
unimos a tu canto
Y a tu gozo
seráfico y ferviente. AMÉN.
BENDICIÓN DE SANTA
CLARA
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
El Señor os
bendiga y os guarde. Os muestre su faz y tenga misericordia de vosotras. Vuelva
su rostro a vosotras y os dé la paz, a vosotras, hermanas e hijas mías, y a
todas las otras que han de venir y permanecer en vuestra comunidad, y a todas
las demás, tanto presentes como futuras, que perseveren hasta el fin en todos
los otros monasterios de Damas Pobres.
Yo, Clara,
sierva de Cristo, plantita de nuestro muy bienaventurado padre san Francisco,
hermana y madre vuestra y de las demás hermanas pobres, aunque indigna, ruego a
nuestro Señor Jesucristo, por su misericordia y por la intercesión de su
santísima Madre santa María, y del bienaventurado Miguel arcángel y de todos
los santos ángeles de Dios, de nuestro bienaventurado padre Francisco y de
todos los santos y santas, que el mismo Padre celestial os dé y os confirme
ésta su santísima bendición en el cielo y en la tierra: en la tierra,
multiplicándoos en su gracia y en sus virtudes entre sus siervos y siervas en
su Iglesia militante; y en el cielo, exaltándoos y glorificándoos en la Iglesia
triunfante entre sus santos y santas.
Os bendigo
en vida mía y después de mi muerte, como puedo y más de lo que puedo, con todas
las bendiciones con las que el Padre de las misericordias ha bendecido y
bendecirá a sus hijos e hijas en el cielo y en la tierra, y con las que el
padre y la madre espiritual ha bendecido y bendecirá a sus hijos e hijas
espirituales. Amén.
Sed siempre
amantes de Dios y de vuestras almas y de todas vuestras hermanas, y sed siempre
solícitas en observar lo que habéis prometido al Señor.
El Señor
esté siempre con vosotras, y ojalá que vosotras estéis siempre con Él. Amén.
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