LA FIESTA DEL “SÍ”
HOY CELEBRAMOS LA ANUNCIACIÓN DE
JESÚS
LA PALABRA SE HIZO CARNE
Y ACAMPÓ ENTRE NOSOTROS.
Hoy 25 de marzo, nueve meses antes
del Nacimiento de Jesús, celebramos la
Solemnidad de la Encarnación del Verbo de Dios en las entrañas virginales de
María.
Una fecha que coincide con el equinocio de primavera, que los antiguos
creían que había sido también el inicio de la Creación.
Esta gran noticia no aparecerá en
los medios de comunicación social.
Y sin embargo es LA BUENA NOTICIA, LA GRAN
NOTICIA para toda la humanidad:
DIOS SE HA HECHO HOMBRE, ha tomado
nuestra humanidad:
“Dios con nosotros”.
“Dios con nosotros”.
Donde hay un ser humano allí está Él.
Ahora sufriendo en los que se
asfixian por el Coronavirus; dando la vida en la persona de los médicos,
enfermeras, sacerdotes, expuestos al contagio por cuidar de los enfermos.
Ningún hombre puede sentirse solo
en su dolor porque Jesús tomó sobre sí todos nuestros sufrimientos y aguantó
nuestros dolores.
Hoy se inició la redención del
hombre que culminó con la entrega dolorosa hasta la muerte en cruz. Y
resucitando restauró la vida que el hombre había perdido por culpa de Adán.
ES LA BUENA NOTICIA:
La muerte y el
mal no tienen la última palabra.
Hoy es la fiesta del “SÍ” y del amor.
El “SÍ” de María cuando el ángel le anunció que iba a ser la madre de
Dios:
“Hágase en mí según tu palabra”.
En la persona de María la humanidad dice “Sí” a Dios.
El “Sí” del Verbo, es el “Sí” de Dios a la humanidad:
“Aquí estoy, oh Dios, como está escrito en el libro, para hacer tu
voluntad. Dios mío, lo quiero y llevo tu ley en las entrañas”.
El “Sí” de cada hombre o mujer, unido al de Jesús y al de María.
Cuando digamos igual que María:
“Hágase
en mí la voluntad de Dios”, entonces se volverá a dar en nuestro mundo una
nueva encarnación de la Palabra de Dios.
Por obra de su Espíritu seguirá brotando
la salvación y la gracia y la alegría de la Buena Noticia.
La Virgen María, que obedeció la
voz de Dios, se convirtió en la mejor representante y modelo de los que
pertenecemos a la nueva humanidad que Dios ha formado en torno a su Hijo.
Hoy a las 12 de la mañana (hora de
Roma) toda la cristiandad se ha unido al papa Francisco para rezar un
padrenuestro para que cese la pandemia del coronavirus, por todos los que están
expuestos al contagio por cuidar de los enfermos, por todos los enfermos
afectados y los que han muerto.
Hoy, día de la Anunciación, el rezo
del ángelus ha sido muy especial, todo el mundo unido al papa en oración por
una misma intención.
Las 9 hermanas que componemos esta
comunidad, hemos seguido en directo la retransmisión por Internet, al igual que
el rezo del santo rosario dirigido por el cardenal arcipreste de la Basílica de
San Pedro del Vaticano.
El cardenal ha recordado que fue el
25 de marzo de 1858 cuando la Virgen reveló a santa Bernardette su nombre:
mirando al cielo (como pidiendo permiso a la Santísima Trinidad) dijo: “Yo soy
la Inmaculada Concepción”
En 1854, ocurrió algo muy especial
cuando el papa Pío IX, promulgó el dogma de la Inmaculada Concepción: El cielo,
que estaba encapotado de nubes, de pronto se despejó y cuando el papa
promulgaba el dogma, un rayo de luz solar iluminó su rostro.
Muy emocionante, con gran fervor y
devoción rezaba el cardenal y los asistentes (aforo reducido a una persona por
banco) a la Santa Madre de Dios pidiendo el cese de esta pandemia que está
asolando a toda la humanidad.
Finalizado el rezo del santo
Rosario se ha pedido también a san Miguel Arcángel que interceda por nosotros y
nos defienda del maligno.
El cardenal ha finalizado su
oración diciendo que:
“El mal no tiene la última palabra,
sino el triunfo pascual de Cristo, el amor que vence al odio. Esta vida es un
tiempo de preparación para la vida que no tendrá fin.”
Esta tarde volvemos a unirnos en oración a las 19:30 desde Fátima para
seguir pidiendo a la Virgen el fin de la pandemia.
Estupenda comunicación la del día de la Anunciación del Señor a la Virgen María. La historia de las comunicaciones de Dios con la Humanidad es la historia de un SÍ de Amor; la respuesta de la Humanidad, siguiendo en ejemplo de María, ha de ser un sí redondo. ¡Felicidades, Hermanas Clarisas, por vuestro apostolado desde la oración, el silencio y el amor auténtico.
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