EN EL NOMBRE DEL PADRE DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN
DÍA 9º
-Tú conoces mi corazón, Señor ten piedad.
- Tú sabes cómo es el fondo de mi alma, Cristo ten piedad.
- Tú eres mi camino y mi descanso, Señor ten piedad.
OREMOS A DIOS CON SAN FRANCISCO
Oh alto y glorioso Dios, ilumina las tinieblas de
mi corazón. Dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y
conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento.
REFLEXIÓN
CÓMO ERAN LAS LLAGAS
DE SAN FRANCISCO
Así relata San Buenaventura la verificación de las
llagas de Francisco después de su muerte:
Al emigrar de este mundo, el bienaventurado
Francisco dejó impresas en su cuerpo las señales de la Pasión de Cristo. Se
veían en aquellos dichosos miembros unos clavos de su misma carne, fabricados
maravillosamente por el poder divino y tan connaturales a ella, que, si se les
presionaba por una parte, al momento sobresalían por la otra, como si fueran
nervios duros y de una sola pieza. Apareció también muy visible en su cuerpo la
llaga del costado, semejante a la del costado herido del Salvador. El aspecto de
los clavos era negro, parecido al hierro; mas la herida del costado era rojiza
y formaba, por la contracción de la carne, una especie de círculo,
presentándose a la vista como una rosa bellísima. El resto de su cuerpo, que
antes, tanto por la enfermedad como por su modo natural de ser, era de color
moreno, brillaba ahora con una blancura extraordinaria. Los miembros de su
cuerpo se mostraban al tacto tan blandos y flexibles, que parecían haber vuelto
a ser tiernos como los de la infancia.
Tan pronto como se tuvo noticia del tránsito del
bienaventurado Padre y se divulgó la fama del milagro de la estigmatización, el
pueblo en masa acudió en seguida al lugar para ver con sus propios ojos aquel
portento, que disipara toda duda de sus mentes y colmara de gozo sus corazones
afectados por el dolor. Muchos ciudadanos de Asís fueron admitidos para
contemplar y besar las sagradas llagas. Uno de ellos llamado Jerónimo,
caballero culto y prudente además de famoso y célebre, como dudase de estas
sagradas llagas, siendo incrédulo como Tomás, movió con mucho fervor y audacia
los clavos y con sus propias manos tocó las manos, los pies y el costado del
Santo en presencia de los hermanos y de otros ciudadanos; y resultó que, a
medida que iba palpando aquellas señales auténticas de las llagas de Cristo,
amputaba de su corazón y del corazón de todos la más leve herida de duda. Por
lo cual desde entonces se convirtió, entre otros, en un testigo cualificado de
esta verdad conocida con tanta certeza, y la confirmó bajo juramento poniendo
las manos sobre los libros sagrados.
Al día siguiente, el cortejo fúnebre se encaminó
hacia San Damián y después a la iglesia de San Jorje, donde fue sepultado. Fue
canonizado el 16 de julio de 1228. Sus restos se encuentran en la Basílica de
San Francisco en Asís.
Pídase la gracia que deseemos
alcanzar en esta novena
ACLAMACIONES
-Demos gracias a
Dios, nuestro Padre, porque por medio de san Francisco de Asís nos ha llamado a
vivir su verdad y su amor. (Padrenuestro…)
-Demos gracias a Dios, nuestro Padre, porque ha
querido que su mensaje salvador sea llevado a toda la tierra por medio de los
franciscanos. (Padrenuestro…)
-Demos gracias a Dios, nuestro Padre, porque quiere
que Francisco de Asís tenga cada día nuevos seguidores e imitadores. (Padrenuestro…)
ORACIÓN FINAL PARA
TODOS LOS DÍAS
Señor Jesús, nuestros deseos más íntimos te buscan
y te invocan. Nuestros anhelos más profundos te reclaman. Todos necesitamos de
ti: el enfermo, el sediento, el que busca la belleza, el que ansía la verdad, el
que se esfuerza por conseguir la paz… te está buscando a ti que eres la
saciedad y la belleza plena, la única paz donde pueden descansar nuestros
corazones.
Muéstranos tu rostro, Señor. Queremos hacer un
mundo mejor. Danos un corazón humilde como el de san Francisco para que
sembremos a nuestro alrededor la paz y el bien. Amén.
Qué todo nos haya servido pará pensar y meditar qué Dios existe y no nos a vandona. Los qué lo abandonamos somos nosotros con nuestros pecados.
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