domingo, 8 de abril de 2018

INICIACIÓN A LA VIDA RELIGIOSA DE SOR Mª PATRICIA DE LA DIVINA MISERICORDIA.

Hoy día de la Divina Misericordia ha tenido lugar en la misa de esta mañana, después del Evangelio.


La Eucaristía ha sido celebrada por el padre Asistente de nuestra Federación, Fr. José Hernández Valenzuela, OFM, y concelebrada por nuestro capellán, D. Juan Julián Castillo Zafra.
Sor Mª Patricia lee una carta de la madre santa Clara vestida de novia

Un día muy hermoso para esta comunidad de hermanas clarisas de Villarrobledo y para todas las personas que han asistido a la ceremonia. Cuando se han acercado a dar la enhorabuena a ella y a la comunidad nos agradecían el haberlas invitado a una ceremonia tan emotiva, una auténtica catequesis, algo que muchos habían visto por primera vez.
La madre procede al corte del cabello, como un día san Francisco hizo con santa Clara

Durante el rito dos lectoras iban contando la vida de santa Clara, la huída de su casa, el despojo de sus vestidos, el corte de pelo y la vestición del hábito de penitencia por parte de san Francisco.
 Momento de la vestición del hábito de penitencia

El rito ha finalizado con la bendición de la madre santa Clara.

La madre entrega a la novicia la Regla de santa Clara y el libro de la Liturgia de las Horas

El coro de la Parroquia de San Sebastián de Villarrobledo nos acompañó en tan entrañable celebración.

Algunas ideas de la homilía del padre Valenzuela:

Un profesor estaba preparando sus clases y su hijo pequeño no le dejaba, así que se le ocurrió romper en trozos la hoja de un periódico donde aparecía la imagen del mundo, pensando que con eso se entretendría su hijo. Pero a los pocos minutos se le presenta con el “puzle” arreglado. “¿Pero cómo tan pronto?” le pregunta el padre. “Pues porque detrás de la hoja había un dibujo de un hombre y he compuesto el puzle por ahí”. La moraleja: Si se compone el hombre, se arregla el mundo.

Todas las personas tienen una relación de propiedad con los demás y con las cosas: Mi hijo, mi hija, mi mujer, mi marido; los religiosos no tenemos relación de propiedad, sino de fraternidad. Todos los hombres son hermanos nuestros. Las personas trabajan para tener dinero, comprar y adquirir posesiones. Pueden decir: “Esto es mío”. El religioso usa de las cosas pero no es propietario de nada.


Nuestra iglesia engalanada como en un día de boda

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