sábado, 26 de febrero de 2022

¿QUÉ PODEMOS HACER?

 ANTE LA SITUACIÓN DE UCRANIA

Lo más acertado es rezar a la Reina de la Paz con el Santo Rosario

Llenar nuestro día con Avemarías pidiéndole 

“Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte”


Y mientras desgranamos las cuentas del Rosario pensar en los misterios de la vida de Jesús: de gozo, de luz, de dolor, de gloria.


Mujeres ucranianas rezando


Niños ucranianos rezando el Santo Rosario

Es la oración más eficaz 

QUE TODOS DEBERÍAMOS rezar 

todos los días para pedir la PAZ

 tan necesaria en estos momentos.

Cuando el imperio otomano quería invadir Europa, el papa san Pío V pidió a toda la cristiandad que rezara el Santo Rosario. 

La Batalla de Lepanto se ganó el 7 de octubre de 1571, por eso el papa instituyó ese día la fiesta de Nuestra Señora del Rosario.


En 1917 la Virgen se apareció a los santos pastorcitos de Fátima y pidió que rezásemos el Rosario todos los días por la paz del mundo y la conversión de los pecadores.


Todo el mundo está pensando en la angustia y el dolor que viven nuestros hermanos de Ucrania, no solo pensamos en ellos, sino que vivimos en nuestro corazón los mismos sentimientos que ellos, haciéndonos solidarios con este pueblo que tanto está sufriendo.

 

El papa Francisco nos ha invitado a nivel mundial a unirnos todos en oración y ayuno por la Paz el día 2 de marzo, Miércoles de ceniza.

Ese día ayunaremos junto a tantos hermanos nuestros que se han quedado sin techo, sin ropa, sin alimentos.


Nuestro ayuno será de solo un día, pero a ellos 

¿Cuántos días les durará el ayuno?

Ante la nueva situación mundial que se presenta, puede surgir en nuestro corazón una pregunta:

“¿Por qué Dios permite el mal?”


“¿Dónde está Dios?”


“¿Cómo puede permitir esto?”


“¿No puede hacer desaparecer el dolor?”

La Palabra de Dios da respuestas a estas preguntas 


DIOS CREÓ UN MUNDO SIN SUFRIMIENTO

Antes de la caída en el pecado todos los ángeles y todo lo que había sido creado vivía en armonía con Dios.


Había paz, alegría y perfección. Era así como Dios lo quería.

Sin embargo, Satanás, uno de los ángeles, optó ir en contra de esto y hacer las cosas a su manera. Se exaltó a sí mismo, y se imaginó que podía ser igual o mejor que Dios. 

Este fue el primer pecado, el cual causó la separación entre Dios y Satanás.

Dios podría haberle encerrado o haberle obligado a cambiar de opinión.  

El todopoderoso, creó a los ángeles y a los hombres libres; por tanto respetó su voluntad, incluso  cuando optaron por desobedecerle.


La creación de Dios era perfecta. 

Las primeras personas, Adán y Eva, recibieron una voluntad libre, eran puros, tenían contacto directo y comunión con Dios.

Satanás, el ángel caído, estaba lleno de maldad y quería destruir esta armonía. Pensaba que si las personas tenían la opción de elegir, preferirían pecar en lugar de obedecer a Dios.


LA CAUSA DEL SUFRIMIENTO EN LA TIERRA

Cuando Dios creó la tierra su intención fue que llegara a ser una extensión de la paz y la armonía en el cielo.

Sin embargo, Satanás, padre de la mentira, tentó y engañó a Eva en el Jardín del Edén, seduciéndola para que no obedeciera a Dios.

Lo que Dios anhelaba era que las personas fueran felices, y el único camino para esto era que fueran obedientes.

Eva eligió el camino del pecado e incitó a Adán a pecar. 

De este modo la armonía que había entre Dios y el hombre quedó rota.

Con inmenso dolor, Dios respetó la libre voluntad de su criatura, quien cosechó las consecuencias de su elección.

Desde entonces en la humanidad se sucedieron crímenes y sufrimientos sin cuento hasta el día de hoy. 

Fue la tragedia del pecado original. 


Todo el sufrimiento, todo el dolor, y cada lágrima que se ha derramado sobre la tierra ha sido por el resultado directo o indirecto del pecado.

 

Incluso los desastres naturales ocurren porque el mundo fue maldecido. (Romanos 8,20-21)

El pecado contaminó todo. Y fue empeorando cada vez más con el paso del tiempo.


Cuando una persona comete pecado, cosecha sufrimiento, las personas a su alrededor sufren, la tierra misma sufre.

 


Este fue el resultado natural de las leyes que Dios había creado mucho antes de formar la tierra. Sabía que pecar conllevaba sufrimiento. Es por esto que hace un esfuerzo incansable para impedir que cometamos pecado.

 

¿POR QUÉ DIOS NO HACE NADA PARA PARAR EL SUFRIMIENTO?


Dios quiere enseñarnos y demostrar que el pecado es la causa del sufrimiento y de la miseria. Y para ello tiene que seguir las leyes que Él mismo ha creado.

Nuestro Dios es un Dios consolador, no quiere ver sus criaturas sufrir.

Su anhelo es que la guerra se acabe

El objetivo final de Dios es detener todo sufrimiento por la eternidad. Quiere que toda la creación exista junta en perfecta armonía como lo fue en el principio.

Pero esta vez tiene que asegurarse que nadie pueda traer el pecado en la nueva creación.


EL PROPÓSITO DE DIOS CON LA CREACIÓN

La intención de Dios con nosotros no es sólo demostrar que el pecado trae sufrimiento y que vivir sin pecado trae alegría, paz y armonía.


Este es el punto central del plan de Dios con la humanidad, el golpe final y devastador contra Satanás: Al enviar a Jesús su propio Hijo a la tierra como un hombre pudo de una vez por todas demostrar que era posible vencer a Satanás y su engaño.

Como ser humano Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero en cada situación eligió hacer la voluntad de Dios en lugar de la suya, de modo que jamás pecó. 

(Hebreos 4, 15, Hebreos 5, 7-9)

Cuando Jesús fue crucificado y dijo:

«¡Consumado es!»

La victoria fue total.

Satanás nunca pudo ser capaz de tomar el control del espíritu de Jesús, que ahora podía volver a Dios, perfecto y lleno de la naturaleza divina.

Jesús hizo esto de modo que pudiera mostrar el camino a los demás.

 


Ahora Dios está formando una novia para Jesucristo que, a través de una vida pura y santa como Él lo hizo, mostrará que la victoria sobre el pecado trae verdadera y eterna alegría y paz.

Esta es la iglesia, por la cual la multiforme sabiduría de Dios se dará a conocer a toda la creación.

 


EL SUFRIMIENTO EN LA CARNE

Todos sufrimos. Los sufrimientos que una persona experimenta en la tierra no son necesariamente proporcionales a la cantidad de pecado que ha cometido. 

Sin embargo, los discípulos de Jesucristo, los servidores de Dios, saben utilizar este sufrimiento en su beneficio.

 

En 1ª de Pedro 4, 1 está escrito:

«Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado»

El padecimiento físico en sí mismo, claramente no pone fin al pecado.

Cuando las personas experimentan el dolor, la pérdida y la tragedia, entonces se manifiesta el pecado que mora en ellos y son tentados a sentirse enojados, amargados, o bien desanimados.

Pero un discípulo hace lo que su Maestro, Jesús hizo:


Toma estos pensamientos, los niega, y los lleva a la muerte. 

Y el pecado que se manifestó en la situación muere.

Esto se llama «padecer en la carne», porque impedir que la carne pueda llevar a cabo sus deseos es lo mismo que negar nuestra propia voluntad, y esto es doloroso.

Esto fue lo que Jesús hizo cuando estuvo en la tierra, y esta es la voluntad de Dios para nosotros.

El resultado es que el pecado es vencido, y sustituido por virtud.

 


Cuando suficientes personas hayan elegido conscientemente padecer en la carne, en lugar de pecar, entonces Dios podrá decirle a Satanás:

«Mira, tu forma no funciona. El pecado sólo conduce al sufrimiento, pero algunas personas han elegido mi camino. 

Ellos eligieron no pecar»

 

LA ETERNIDAD

Llegará el gran final y Satanás será atado y arrojado al lago de fuego para siempre. (Apocalipsis 20,10) 

Nunca más podrá tentar a la gente a seguir su camino y causar miseria y sufrimiento. 


Después de la rebelión de Satanás, Dios tuvo que ver su creación sufrir año tras año, siglo tras siglo.

Ha esperado con paciencia para que las personas se vuelvan a Él y sean obedientes a su voluntad, de modo que pudiera finalmente erradicar el pecado. 


Pero finalmente vendrá el tiempo de paz.

"Al final mi Inmaculado Corazón triunfará" 

Profetizó la Virgen María en Fátima.


Mientras más elegimos vivir en obediencia a Dios aquí en la tierra, más pronto regresará Jesús y pondrá fin a todo sufrimiento.


¿QUÉ PUEDO HACER?

Es difícil permanecer al margen mientras el sufrimiento se expande por todo el mundo.

Los que son fieles a Dios tienen el poder y la responsabilidad de aliviar el sufrimiento un mundo mejor en el lugar donde están.

Podemos ser una bendición para las personas a nuestro alrededor al negarnos al pecado que tan fácilmente nos tienta, y que conduce a luchas e infelicidad.



Cuando somos propensos a responder con palabras duras, podemos hacer morir este pecado y al contrario responder en forma suave y amable.


Cuando somos tentados al egoísmo podemos ejercitarnos en la generosidad.


Cuando vemos injusticia y crueldad podemos ser campeones de la justicia y la compasión.

Si buscamos vivir en la justicia entonces nuestras oraciones tienen poder para ayudar.


Oremos por los líderes mundiales y por los gobiernos.


Oremos por nuestros hermanos de Ucrania, y por todos los que sufren las consecuencias de la guerra.

Oremos para que la paz entre las personas y los pueblos sea una realidad.

Oremos para que la luz y la vida puedan entrar en el corazón de los hombres tanto como sea posible.

Oremos para que los hombres vivan en gracia de Dios

Oremos por los pobres, los necesitados y los enfermos

DIOS ESCUCHA NUESTRAS ORACIONES.

Mientras más vivimos en justicia, más hacemos morir nuestro pecado y más luchamos contra la oscuridad, más pronto vendrá el día del juicio, cuando todo el pecado y el sufrimiento hayan terminado para siempre.

 

«Ya que todo será destruido de esa manera, ¿no deberíais vivir como Dios manda, siguiendo una conducta intachable y esperando ansiosamente la venida del día de Dios?

Ese día los cielos serán destruidos por el fuego, y los elementos se derretirán con el calor de las llamas»

2ª Pedro 3,11-12.

Y Dios finalmente podrá crear un nuevo cielo y una nueva tierra en perfecta paz y alegría y armonía por toda la eternidad. 


Sin llanto, sin lágrimas, sin dolor, sin tentación, sin pecado, sin luchas, conflictos o desobediencia. 

Viviremos junto a Dios y Jesús y los santos.