sábado, 23 de junio de 2018

24 de JUNIO. SAN JUAN BAUTISTA

Es el titular de nuestra iglesia y de nuestro monasterio.
La imagen central del retablo aparece adornada con flores en el día de su fiesta.



Sólo de san Juan Bautista, como de Cristo y de la Virgen María, se celebra solemnemente su nacimiento (24 de Junio). Podemos deducir la fecha de su natividad, pues cuando María concibió al Salvador, la madre del Precursor estaba ya en el sexto mes del embarazo (cfr. Lc 1,26.30).
Además la solemnidad del 24 de Junio está ligada al ciclo solar, en el hemisferio norte. Se celebra cuando el sol, dirigiéndose hacia el sur del zodiaco, comienza a descender: hecho que resulta un símbolo de la figura de Juan, que refiriéndose a Cristo, había declarado: "Él debe crecer y yo en cambio tengo que disminuir" (Jn 3,30).
En la frontera entre el Antiguo y el Nuevo Testamento descuella la figura de san Juan, hijo de Zacarías y de Isabel, ambos "justos ante Dios" (Lc 1,6), uno de los más grandes personajes de la historia de la salvación.
·        Todavía en el vientre de su madre, Juan reconoció al Salvador, también escondido en el vientre de la Virgen María (cfr. Lc 1,39-45).

·       
Su nacimiento estuvo marcado por grandes prodigios (cfr. Lc 1,57-66).

·        Creció en el desierto, llevando una vida austera y penitente (cfr. Lc 1,80; Mt 3,4).

·        "Profeta del Altísimo" (Lc 1,76) descendió sobre él la palabra de Dios (cfr. Lc 3,2).

·        "Recorrió toda la región del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (Lc 3,3).

·        Como nuevo Elías, humilde y fuerte, preparó al Señor un pueblo bien dispuesto (cfr. Lc 1,17).

·        Según el plan de Dios, bautizó, en las aguas del Jordán, al mismo Salvador del mundo (cfr. Mt 3,13-16)

·        A sus discípulos les señaló que Jesús era el "Cordero de Dios" (Jn 1,29), el "Hijo de Dios" (Jn 1,34), el Esposo de la nueva comunidad mesiánica (cfr. Jn 3,28-30).

·        Por su heroico testimonio de la verdad (cfr. Jn 5,33) fue encarcelado por Herodes, que le hizo decapitar (cfr. Mc 6,14-29), convirtiéndose así en precursor del Señor en la muerte violenta, como lo había sido en su nacimiento prodigioso y en la predicación profética.

·        Jesús hizo un grandioso elogio de él, proclamando que
 "entre los nacidos de mujer no hay uno más grande que Juan" (Lc 7,28).

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