jueves, 29 de marzo de 2018

EL CÁLIZ DE LA NUEVA ALIANZA

En el monumento de este año hemos puesto la cruz de la que sale Jesús con el pan y el vino que nos ofrecerá convertidos en su cuerpo y sangre. Delante de la cruz aparece el sagrario, lugar donde está vivo y presente nuestro Señor, rodeado de flores que forman un cáliz, haciendo alusión a esta idea tan repetida por Jesús y los profetas: CÁLIZ DE LA NUEVA ALIANZA.

El cáliz que bendecimos ¿no es a caso comunión con la sangre de Cristo?” (1ª Co 10, 16)
Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre” (1ª Co 11, 25)que va a ser derramada por vosotros” (Lc 22, 20) “para remisión de los pecados” (Mt 26, 28)

Como antaño en el Sinaí la sangre de las víctimas selló la Alianza de Yahvéh con su pueblo (Ex 24, 8), así también sobre la cruz la sangre de la Víctima perfecta va a sellar entre Dios y los hombres la ALIANZA NUEVA (Lc 22, 20) que anunciaron los profetas.


Monumento de nuestra iglesia de este año 2018 que intenta plasmar el mensaje que describimos a continuación

LA ALIANZA NUEVA
“He aquí que vienen días, Oráculo de Yahvéh, en que yo pactaré con la casa de Israel una ALIANZA NUEVA. Pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. (Jr 31, 33). Esta nueva y eterna alianza proclamada por Ezequiel 36, 25-28, por Isaías 55, 3; 59, 21; 61, 8; Baruc 2, 35, será inaugurada por el sacrificio de Cristo.


EL CÁLIZ
¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? (Mt 20, 22)
La imagen del cáliz o de la copa es utilizada por los profetas como una “copa de ira”. Aparece en Jr 25, 15-17; 49, 12; Ez 23, 32; Za 12, 2.
La imagen del cáliz es una metáfora bíblica que designa la pasión ya cercana.
Los sinópticos cuando describen la agonía de Jesús en Getsemaní (san Juan no la narra) ponen en labios de Jesús esta frase:
“Padre, si es posible, pase de mí este cáliz (copa de amargura); pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Mt 26, 39. 42); (Mc 14, 36); (Lc 22, 41)


Ha llegado la hora de cumplir la voluntad del Padre, Jesús tiene que sellar con su sangre la Nueva Alianza que ha anticipado en la Cena, entregando su vida por todos. Es un trago amargo que le hace experimentar el miedo y la angustia. Pero para esto ha venido al mundo, para dar su vida en rescate por todos. El es el Siervo de Yahvé que carga con nuestras rebeliones. Despreciado, rechazado, llevaba nuestros dolores y aguantaba nuestros sufrimientos. Por haberse entregado en lugar de los pecadores, tendrá descendencia que prolongará sus días. (Isaías 53)
Jesús nos enseña que nuestro sufrimiento unido al suyo adquiere un valor, una eficacia y un sentido redentor. Por eso, a la luz de la fe, sufrimiento y alegría no están reñidos entre sí.

 Florero en forma de copa en cuyo centro hemos situado el sagrario 

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