martes, 16 de febrero de 2021

CON EL MIÉRCOLES DE CENIZA

INCIAMOS NUESTRO CAMINO HACIA LA PASCUA

Día de ayuno y abstinencia

Al inicio de la Cuaresma, desde hace muchos siglos, la comunidad cristiana recibe en la frente el austero signo de la ceniza, después que la Palabra de Dios nos ha invitado a la conversión.

El simbolismo de la ceniza es muy antiguo.


En la cultura bíblica, la ceniza constituye un signo que expresa la precariedad de la vida, el resultado de un órgano viviente —animal o planta— cuando termina su existencia. Eso significaba el hecho de que sin Dios, no tenemos vida.

Si nos falta Dios, a causa de nuestras propias faltas, entonces somos como ceniza; de ahí la frase bíblica:

“Acuérdate que eres polvo y en polvo te has de convertir”.

El ser humano, privado del Espíritu es solo materia que, eventualmente, dejará de vivir.

La ceniza era muy empleada en la cultura bíblica para expresar arrepentimiento. Cuando se cometía alguna falta contra Dios y se quería hacer penitencia, las personas se cubrían con ceniza desde la cabeza.

Actualmente se prefiere emplear las palabras: 

“Conviértete y cree en el Evangelio” (Mc 1, 15)

LOS ORIGENES

La Cuaresma es un tiempo de oración y de conversión para los católicos de todo el mundo.

Este tiempo litúrgico surgió en la Iglesia como una preparación inmediata para el bautismo de adultos que se efectuaba todos los años la noche de la Pascua.

A partir del siglo IV esta preparación (catecumenado) duraba tres años y concluía con unas semanas de preparación más intensa.

Esos días, que con el tiempo se convirtieron en 40, dieron origen a la Cuaresma, que recordaba los 40 años que pasó el pueblo de Israel en el desierto y los 40 días de Jesús en el desierto antes de empezar su vida pública.

También la Cuaresma se originó como un tiempo de purificación para los cristianos que habían cometido alguna falta —penitentes—. De ahí que el rito de la imposición de la ceniza se empezara a usar para iniciar el tiempo de preparación para el bautismo y purificación.

NOVENTA DÍAS FUERTES

Cuaresma y Pascua forman una unidad, son un tiempo intenso de gracia, como unos ejercicios espirituales para la renovación de nuestra vida en Cristo.

Cuarenta días camino hacia la Cruz

Cincuenta días de Pascua camino hacia la plenitud del Espíritu.

Lo más importante de la Cuaresma es la Pascua, el paso a través de la Cruz a la Vida nueva.

La consigna de este tiempo es la “Metanoia”, el cambio de mentalidad. El hombre viejo debe dar paso en nosotros al hombre nuevo.

Somos invitados a confrontar día tras día nuestra existencia con la Palabra de Dios para renovarnos de cara a la Pascua de Resurrección.

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