NOVENA A LA VIRGEN DE LA TEJA COMPLETA

 DÍA CUARTO: 

ANUNCIACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Canto: El sí de María

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.      

ACTO DE CONTRICIÓN: Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero…

ANTÍFONA: Elijo y consagro este templo para que esté en él mi nombre eternamente. Mi corazón y mis ojos estarán siempre en él. (2º Crónicas 7, 16)

ORACION PARA TODOS LOS DÍAS

Por ser tan milagrosa la Virgen de la Teja, desde sus orígenes se la comenzó a llamar con el título de “Virgen del Remedio”.

Así llama a la Virgen de la Teja el sacerdote que compuso la novena

Virgen Santísima del Remedio que en tu solicitud de Madre de los hombres no te cansas de idear prodigios para remediar nuestras muchas necesidades y que dejándote señalar en el humilde barro de una teja, recibes la veneración de estos hijos que en Ti confían, a cambio de los innumerables beneficios que les dispensas. Permite, Madre de bondad y ruega a tu Divino Hijo que se graben cada vez más en nuestra alma sus saludables ejemplos para que siguiendo las huellas de sus virtudes y estampándolas en el frágil barro de nuestra humana condición, la transformen y eleven a las alturas de la gracia para más tarde hacerla participar de los esplendores de la gloria. Amén.

MEDITACIÓN: 

ANUNCIACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

PUNTO 1º Se acercaba el tiempo anunciado por los profetas para la venida del Mesías, y Dios que sacó todas las cosas de la nada al eco potente de un “fiat”, quiso que el misterio de la Encarnación se obrara también mediante otro “fiat” de la que había de ser su Madre. Al efecto, estando María en Nazaret y, según se cree, puesta en oración, el Arcángel San Gabriel se presenta a ella y la saluda con estas palabras: «Dios te salve, María, llena eres de gracia el Señor está contigo y bendita tú eres entre todas las mujeres». 

María por toda respuesta se turba con la salutación del ángel reputándose indigna de tales alabanzas. ¡Qué humildad más profunda, y cómo confunde mi afán de lisonjas y mi refinada soberbia!

Conociendo María las predicciones hechas sobre el nacimiento del Mesías, y próximas a cumplirse ¿creéis que al oír aquellas alabanzas le vino el pensamiento de que podía ser Ella la elegida para Madre de Dios?

(Breve silencio meditando)

PUNTO 2º A tal grado llegó la turbación de María que fue preciso que el ángel la confortara diciendo: «No temas, pues has hallado gracia delante de Dios. Concebirás y darás a luz un hijo que será llamado Hijo del Altísimo. El Espíritu Santo vendrá sobre Ti y la virtud del Altísimo te hará sombra».

Amante de la virginidad y obediente a la voz de Dios, cuando oye que había de concebir sin contacto de varón, pronuncia aquel “fiat” que estaban esperando los ángeles y los hombres. «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.» ¡Oh palabra poderosa, oh palabra eficaz, oh palabra digna de suprema veneración! Por ella un Dios se hizo hombre y una virgen comienza a ser madre y Madre de Dios. ¡Cómo se confirma aquella sentencia del Evangelio: «El que se humilla será ensalzado»!

María se humilló hasta confundirse con una esclava y Dios la eleva a la dignidad de Madre suya. Aprende alma mía; tú que aspiras a la verdadera grandeza, sabe que conduce a ella el camino de una profundísima humildad.

(Breve silencio meditando)

ORACIÓN DÍA CUARTO

Virgen humildísima, que en el misterio de la Encarnación fuiste visitada por el Arcángel San Gabriel que te saludó llena de gracia y te trajo el mensaje celestial de que habías de ser Madre de Dios, a cuya misión correspondiste con actos de profundísima humildad, llamándote su esclava; cambia radicalmente el afecto que sentimos a las glorias y dignidades de la tierra para que nunca la lisonja envanezca nuestro espíritu, ni el afán de engrandecernos turbe nuestra razón, sino que siempre estemos dispuestos con tu ejemplo a cumplir la voluntad de Dios en todas las cosas y principalmente en abrazar el estado en que quiera que le sirvamos en esta vida para luego en tu compañía gozarle en la eterna gloria. Amén.

PÍDASE LA GRACIA QUE DESEEMOS ALCANZAR

(Tres Avemarías)

                  ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Virgen Santísima del Remedio, salud de los enfermos, consuelo de los afligidos y amparo de los que te invocan, no podemos alejarnos de tu presencia sin que antes recordemos con gratitud los beneficios recibidos de tus manos. Tú vienes a nuestras casas cuando la enfermedad hace presa en alguno de nuestros miembros y al momento renace la tranquilidad y se despeja el horizonte de nuestras esperanzas. A Ti acudimos cuando la barquilla de nuestra fe amenaza naufragar en los escollos del mar proceloso de las pasiones, y eres faro esplendente que le señala el norte de la virtud y brisa suave que le alienta para arribar al puerto de la gloria. Tú eres la compañera inseparable de esta Comunidad que te guarda y venera como su tesoro. Tú eres el paño de lágrimas que enjuga las de todos los hijos de este pueblo que en Ti ponen su confianza; Tú resuelves nuestras dudas; Tú alivias nuestras penas; y con el mismo afán con que fijamos nuestros ojos en el barro de esa teja que has elegido como trono de tus bondades para venerar impresa tu sagrada imagen, recorremos uno por uno tus inmensos beneficios y los fijamos en las fibras de nuestro corazón para agradecerlos dignamente y, por tu mediación, reconocer al Dador de todo bien, Cristo Jesús, a quien sea dado todo honor y toda gloria en los siglos de los siglos. Amén.

CANTO: ACLAMACIÓN A LA VIRGEN DE LA TEJA

Letra y música de Ángel Sanz Arribas, CMF. 

(Se puede escuchar en YouTube)

Este pueblo te canta, Señora y Madre nuestra, pobre, humilde y sencilla, esclava del Señor. Hecha de barro limpio, oh Virgen de la Teja, que siempre nos cobijas, con tu materno amor.

1. Vuelve tus ojos, misericordiosos, y míranos. A ti clamamos, a ti suspiramos, santa Madre de Dios.

 

2.   Vida, dulzura y esperanza nuestra, danos tu luz, y cuando llegue el fin de este destierro, muéstranos a Jesús.