DÍA SEXTO:
PURIFICACIÓN
DE MARÍA SANTÍSIMA
CANTO: Tú
eres Madre, está aquí. Tú estás cerca junto a mí.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros
enemigos, líbranos, Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amen.
ACTO DE CONTRICIÓN: Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre
verdadero…
ANTÍFONA: Elijo y consagro este templo para que esté en él mi
nombre eternamente. Mi corazón y mis ojos estarán siempre en él. (2º Crónicas
7, 16)
ORACION PARA TODOS LOS
DÍAS
El autor de la Novena llama a la Virgen de la Teja,
"Virgen del Remedio"
pues así se le llamaba en los orígenes de su aparición en la teja, por los innumerables favores que concedía.
Virgen Santísima del Remedio que en tu solicitud de Madre de
los hombres no te cansas de idear prodigios para remediar nuestras muchas
necesidades y que dejándote señalar en el humilde barro de una teja, recibes la
veneración de estos hijos que en Ti confían, a cambio de los innumerables
beneficios que les dispensas. Permite, Madre de bondad y ruega a tu Divino Hijo
que se graben cada vez más en nuestra alma sus saludables ejemplos para que
siguiendo las huellas de sus virtudes y estampándolas en el frágil barro de
nuestra humana condición, la transformen y eleven a las alturas de la gracia
para más tarde hacerla participar de los esplendores de la gloria. Amén.
MEDITACIÓN:
PURIFICACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA
PUNTO 1º Mandaba la Ley de Moisés que cuando naciera un primogénito permaneciera la madre retirada en casa por espacio de cuarenta días y que terminado este tiempo fuese al templo a purificarse. María, quiso dar ejemplo de humildad yendo como las demás madres a purificarse ¿Quién es capaz de distinguirla entre ellas?
María, como todas, con el Niño en sus brazos espera que se abra la puerta del templo, aguarda la hora de comenzar la ceremonia y es recibida por el sumo Sacerdote. A los ojos de Dios Ella es la predilecta, la escogida, la santa, pura y perfecta por todas sus partes. Tú, al contrario, te acusa de pecador el testimonio de Dios y el de tu propia conciencia y te empeñas en aparecer justo y quieres que por tal te tengan, debías conceptuarte el último de todos y buscas ser preferido.
(Breve silencio meditativo)
PUNTO 2º Era también prescripción de la ley mosaica que los primogénitos fueran ofrecidos a Dios; y así lo hizo la Santísima Virgen.
Mientras que las otras madres con el tributo de unas monedas de plata o de unos inocentes animalitos rescataban sus hijos quedando reducido el ofrecimiento a una simple ceremonia, María lo ofrece de verdad, y lo ofrece a la muerte, haciendo al mismo tiempo la oblación de su propia vida. Algún santo Padre se pregunta cómo tendría firmeza la Santísima Virgen para ver de cerca padecer y morir a su Divino Hijo, y dice que es debido al ofrecimiento que hizo en su presentación en el templo.
En la Cruz tiene cumplimiento la ofrenda que hizo
ante el anciano Simeón. ¡Cuánto sufriría la Virgen Santísima esperando cada día
con más ansiedad el tormento que amenazaba sobre Ella!
(Breve silencio meditativo)
ORACIÓN PARA EL DÍA
SEXTO
Virgen obedientísima, que sin estar sujeta a la Ley de Moisés quisiste acatarla y servir de ejemplo al resto de las mujeres que necesitaban purificarse después de su alumbramiento dando prueba de tu grandísima humildad y que ofreciste tu tributo en el templo para rescate de tu divino Hijo, escuchando en aquel momento la profecía de Simeón que te anunciaba lo ineficaz de este rescate puesto que habías de entregarle a la muerte.
Acude, Virgen
Santísima del Remedio a levantar nuestra alma de las humillaciones que el
enemigo hace sufrir; purifícala con el fuego de tu protección poderosa y haz
que en las luchas y tormentos espirituales que la oprimen miremos al cielo y bendigamos
la mano paternal de Dios que los envía para nuestro ejercicio y mayor corona de
gloria. Amén.
PÍDASE LA GRACIA QUE
DESEEMOS ALCANZAR
(Tres Avemarías)
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Virgen Santísima del Remedio, salud de los enfermos, consuelo de los afligidos y amparo de los que te invocan, no podemos alejarnos de tu presencia sin que antes recordemos con gratitud los beneficios recibidos de tus manos. Tú vienes a nuestras casas cuando la enfermedad hace presa en alguno de nuestros miembros y al momento renace la tranquilidad y se despeja el horizonte de nuestras esperanzas. A Ti acudimos cuando la barquilla de nuestra fe amenaza naufragar en los escollos del mar proceloso de las pasiones, y eres faro esplendente que le señala el norte de la virtud y brisa suave que le alienta para arribar al puerto de la gloria. Tú eres la compañera inseparable de esta Comunidad que te guarda y venera como su tesoro.
Tú eres el paño de lágrimas
que enjuga las de todos los hijos de este pueblo que en Ti ponen su confianza;
Tú resuelves nuestras dudas; Tú alivias nuestras penas; y con el mismo afán con
que fijamos nuestros ojos en el barro de esa teja que has elegido como trono de
tus bondades para venerar impresa tu sagrada imagen, recorremos uno por uno tus
inmensos beneficios y los fijamos en las fibras de nuestro corazón para
agradecerlos dignamente y, por tu mediación, reconocer al Dador de todo bien,
Cristo Jesús, a quien sea dado todo honor y toda gloria en los siglos de los
siglos. Amén.
CANTO:
ACLAMACIÓN A LA
VIRGEN DE LA TEJA
Letra y música de Ángel
Sanz Arribas, CMF.
(Se puede escuchar en
YouTube)
Este pueblo te canta, Señora y Madre nuestra, pobre, humilde
y sencilla, esclava del Señor. Hecha de barro limpio, oh Virgen de la Teja, que
siempre nos cobijas, con tu materno amor.
1. Vuelve tus ojos, misericordiosos, y míranos. A ti clamamos, a ti suspiramos, santa Madre de Dios.
2.
Vida, dulzura y esperanza nuestra, danos tu luz, y cuando llegue el fin
de este destierro, muéstranos a Jesús.
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