LA ORACIÓN DE JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS
Después de la Cena, Jesús y sus apóstoles fueron a una
propiedad llamada Getsemaní. Les dijo: “Sentaos aquí mientras voy allá a orar”.
En Mateo 26, 37 y Marcos 14, 33 leemos: “Jesús tomó consigo a
Pedro, Santiago y Juan y comenzó a sentir pavor y angustia. Les dijo:
“MI ALMA ESTÁ TRISTE
HASTA EL PUNTO DE MORIR. QUEDAOS AQUÍ Y VELAD CONMIGO”
Este letrero colocado en la parte superior del Monumento, que
nos recuerda estas palabras, nos invita a NO PASAR DE LARGO. A pararnos junto a
Jesús y acompañarle en su agonía mortal.
Esta noche del Jueves Santo, Jesús, igual que en Getsemaní,
busca nuestro consuelo y compañía. Y nos ofrece la oportunidad de permanecer en
oración junto a El.
¿ESTAMOS DISPUESTOS A
REGALARLE UN POCO DE NUESTRO TIEMPO?
Debajo del letrero encontramos un CUADRO
DE JESÚS ORANDO EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS y un ángel ofreciéndole a
beber un cáliz. Es lo que leemos en el Evangelio de san Lucas 22, 43: “Y se le
apareció un ángel del cielo para fortalecerle”
EN EL CENTRO ESTÁ EL SAGRARIO con Jesucristo vivo, realmente
presente en la Eucaristía.
Bajo el sagrario UN FLORERO EN FORMA DE COPA.
Nos recuerda la copa amarga de la que Jesús pedía al Padre
que le librase. Así lo relatan los sinópticos y el Evangelio de san Juan. El
Evangelista Mateo dice que por tres veces Jesús pidió a su Padre que le librara
de beberla.
“Él se adelantó un
poco, cayó rostro en tierra y suplicaba así: Padre mío, si es posible, que pase
de mí esta copa, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”
(Mateo 26, 39. 42)
Esa “COPA DE AMARGURA” no está llena solamente de las torturas físicas que
le esperan, sino llena de los pecados de todos los hombres desde la creación
del mundo hasta el final de los tiempos. Se trata de un sufrimiento moral.
“¡Pues él cargó con
nuestros pecados y soportó nuestras dolencias! Fue herido por nuestras faltas,
molido por nuestras culpas. Soportó el castigo que nos regenera y fuimos
curados con sus heridas.”
(Isaías 53, 4)
En Jesús hay una sola persona y dos naturalezas. Una divina
que existía desde antes de la creación del mundo y que daba vista a los ciegos,
resucitaba muertos y silenciaba la tempestad. Otra humana, que nació en Belén
de la Virgen María y que sintió sed, frío, hambre, dolor.
En Getsemaní es la naturaleza humana de Jesús la que pide al
Padre verse libre del Cáliz. Pero luego repliega su voluntad humana a la
voluntad de Dios. JESUCRISTO NOS REDIMIÓ POR SU OBEDIENCIA, y así reparó la
desobediencia de Adán, el primer hombre.
Junto a la copa, EN EL SUELO UNA PIEDRA GRANDE nos recuerda la piedra de la agonía,
sobre la cual tuvo lugar la sudoración de sangre de la que nos habla el
Evangelio de san Lucas.
“Y sumido en agonía
insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que
caían en tierra”
(Lucas 22, 44)
En el Huerto de los Olivos tiene lugar la traición de Judas y
el prendimiento de Jesús.
“Judas se presentó allí
con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y los fariseos
con linternas antorchas y armas”
(Juan 18, 3)
El prendimiento de Jesús está representado por SEIS LINTERNAS. Son seis pues es el número de
Satanás. 666 es la marca de la Bestia del Apocalipsis.
“Dijo Jesús a los que
habían ido a prenderle: ¡Habéis salido con espadas y palos como si fuera un
bandido! Todos los días estaba en el Templo con vosotros y no me pusisteis las
manos encima. Pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas”
(Lucas 22, 52-53)
EL GALLO Y LA BOLSA CON MONEDAS nos recuerdan que Jesús fue
traicionado por dos de sus apóstoles: Judas que lo vendió y Pedro que lo negó.
“Entonces lo pendieron
y se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote. Pedro le
iba siguiendo de lejos. Y habiendo ellos
encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó
también entre ellos. Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él,
y dijo: También este estaba con él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, NO LO CONOZCO.
Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: HOMBRE,
NO LO SOY. Como una hora después, otro afirmaba,
diciendo: Verdaderamente también este estaba con él, porque es galileo. Y Pedro
dijo: HOMBRE, NO SÉ LO QUE DICES. Y en seguida,
mientras él todavía hablaba, EL GALLO CANTÓ.
Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del
Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y
PEDRO, SALIENDO FUERA, LLORÓ AMARGAMENTE.
(Lucas 22, 54-62)
LA BOLSA CON 30 MONEDAS
“Muy de mañana, todos
los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos del pueblo tomaron la
decisión de condenar a muerte a Jesús. Lo ataron, se lo llevaron y se lo
entregaron a Pilato, el gobernador.
Cuando Judas, el que lo
había traicionado, vio que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y
devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los
líderes religiosos.
—He pecado —dijo—,
porque he entregado a la muerte[a] a un inocente.
—¿Y eso a nosotros qué
nos importa? —respondieron—. ¡Allá tú!
Entonces Judas arrojó
el dinero en el santuario y salió de allí. Luego fue y se ahorcó.
(Mateo 27, 1-5)
Si Judas, en lugar de confesar su pecado a los sumos sacerdotes, hubiera confesado ante Jesús o la Virgen María su arrepentimiento, hubiera sido perdonado su pecado de traición.
A UN LADO LUCEN SIETE VELAS.
El 7 es un número perfecto, la suma del 3, que hace referencia a Dios, y del 4 que hace referencia a la tierra.
Jesús con su pasión y muerte en la Cruz regala a su Iglesia
los siete sacramentos y los siete dones del Espíritu Santo
En estos días santos acompañemos a Jesús en su agonía y su
pasión, para resucitar con él al tercer día de las semana.
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