PUBLICADA POR PRIMERA VEZ EN NUESTRO BLOG
La comunidad dispone de folletos que contienen esta novena, junto con testimonios, poesías, cantos y reflexiones.
Quien desee adquirir el folleto de la Virgen de la Teja o
estampas, puede llamar al convento: 967140896.
La novena fue compuesta por D. Eustoquio García Merchante alrededor de 1917. Es documento más antiguo que se conserva, pues el archivo desapareció en 1936.
Hijo ilustre de Albalate de Zorita (Guadalajara), nació el 6 de noviembre de
1892 y fue un sacerdote ejemplar. Cuando lo ordenaron sacerdote en 1917, fue
destinado poco después a Villarrobledo como coadjutor de la iglesia Parroquial
de San Blas. Supuestamente entonces fue cuando compuso el texto de esta novena.
Murió mártir el 2 de Agosto de 1936 en Toledo, a los 44 años, con el grito en
sus labios de “¡Viva Cristo Rey!”.
Esta novena se ha rezado desde 1917 en nuestra iglesia de
Hermanas Clarisas de Villarrobledo por toda la familia Barnuevo, agraciada por
un favor especial de la Virgen de la Teja.
Juan Ángel Castellanos, cubano de nacimiento, incardinado en
1996 en la Parroquia de Lady of Mercy (Nuestra Sra. De la Merced) en la cuidad
de Winston Salen N. C. donde no había misa en español, difundió esta novena por
los EEUU, Latinoamérica y otros lugares como Filipinas. Su testimonio está en
Internet (YouTube).
NOVENA COMPLETA A LA VIRGEN DE LA TEJA
DÍA 1º
CANTO: Tomad, Virgen Pura, nuestros corazones, no nos
abandones jamás.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros
enemigos, líbranos, Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amen.
ACTO DE CONTRICIÓN: Señor mío, Jesucristo, Dios y
hombre verdadero…
ANTÍFONA: Elijo y consagro este templo para que esté en él mi
nombre eternamente. Mi corazón y mis ojos estarán siempre en él. (2º Crónicas
7, 16)
ORACION PARA TODOS LOS
DÍAS
Virgen Santísima del Remedio que en tu solicitud de Madre de
los hombres no te cansas de idear prodigios para remediar nuestras muchas
necesidades y que dejándote señalar en el humilde barro de una teja, recibes la
veneración de estos hijos que en Ti confían, a cambio de los innumerables
beneficios que les dispensas. Permite, Madre de bondad y ruega a tu Divino Hijo
que se graben cada vez más en nuestra alma sus saludables ejemplos para que
siguiendo las huellas de sus virtudes y estampándolas en el frágil barro de
nuestra humana condición, la transformen y eleven a las alturas de la gracia
para más tarde hacerla participar de los esplendores de la gloria. Amén.
MEDITACIÓN:
CONCEPCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA
PUNTO 1º. No podía Dios habitar en ningún
cuerpo sujeto al pecado. Por eso, habiendo destinado a María para Madre suya,
desde el principio de los tiempos, y habiendo de tomar carne mortal de sus
purísimas entrañas para lavar toda culpa, convenía que no estuviera manchada la
que había de ser su carne y que nunca se hubiera visto sometida al demonio la
que venía a quebrantar la cabeza de la serpiente infernal.
A Dios, artífice supremo de la creación, le ha sido dado
elegir la persona que había de ser su madre, y le haríamos poco honor si no
creyéramos que la hizo toda hermosa, toda pura y sin mancha desde el primer
momento de su ser.
(Breve silencio
meditando)
PUNTO 2°. Entre María y Eva median grandes
analogías. Eva es la madre de la culpa y María Madre de la gracia. Sólo faltaba
para que el paralelismo resultara perfecto, que María fuese constituida, como
Eva, en gracia original y lo fue.
El privilegio de su Concepción Inmaculada es la primera y más
noble aplicación de los méritos de Jesucristo. Dos clases hay de medicinas;
unas que curan y otras que previenen la enfermedad. La Redención, que obra en
nosotros como remedio curativo de nuestras miserias, nos fortalece y ayuda a
levantarnos en nuestras caídas, obró en María por adelantado deteniendo la
corriente impetuosa de la culpa original para que no penetrara en Ella.
¿La imitas en la práctica de esta virtud? ¿Te aprovechas de
los méritos infinitos de Jesucristo, Redentor nuestro?
(Breve silencio
meditando)
ORACIÓN PROPIA DEL DÍA
PRIMERO
Purísima e Inmaculada Virgen María, que para ser remedio del humano linaje que pecó en la persona de su primer padre perdiendo las prerrogativas que Dios Nuestro Señor al crearle le concediera, fuiste desde el primer instante toda pura y sin mancha de pecado, concédenos por tu piedad y clemencia:
que no volvamos a perder la gracia santificante de que fuimos
adornados en el bautismo y que, con la práctica de una cristiana mortificación,
dominemos nuestros apetitos para que incesantemente vayamos creciendo en
virtudes y seamos por gracia lo que Tú, Virgen Santísima del Remedio, fuiste por
privilegio especialísimo de Dios en el misterio de tu Inmaculada Concepción.
Amén.
(Tres Ave Marías, Petición y Oración final)
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Virgen Santísima del Remedio, salud de los enfermos, consuelo de los afligidos y amparo de los que te invocan, no podemos alejarnos de tu presencia sin que antes recordemos con gratitud los beneficios recibidos de tus manos.
Tú vienes a nuestras casas cuando la enfermedad hace presa en alguno de
nuestros miembros y al momento renace la tranquilidad y se despeja el horizonte
de nuestras esperanzas. A Ti acudimos cuando la barquilla de nuestra fe amenaza
naufragar en los escollos del mar proceloso de las pasiones, y eres faro
esplendente que le señala el norte de la virtud y brisa suave que le alienta
para arribar al puerto de la gloria. Tú eres la compañera inseparable de esta
Comunidad que te guarda y venera como su tesoro. Tú eres el paño de lágrimas
que enjuga las de todos los hijos de este pueblo que en Ti ponen su confianza;
Tú resuelves nuestras dudas; Tú alivias nuestras penas; y con el mismo afán con
que fijamos nuestros ojos en el barro de esa teja que has elegido como trono de
tus bondades para venerar impresa tu sagrada imagen, recorremos uno por uno tus
inmensos beneficios y los fijamos en las fibras de nuestro corazón para
agradecerlos dignamente y, por tu mediación, reconocer al Dador de todo bien,
Cristo Jesús, a quien sea dado todo honor y toda gloria en los siglos de los
siglos. Amén.
Letra y música: Ángel de Toro, Pbro.
(Se puede escuchar en YouTube)
Desde
la tierra que nos engendra,
junto
a la vida que Dios me dio,
he
recibido por Madre tierna
la
misma Madre del Redentor.
Busca
el amparo bajo la Teja,
que
nos protege como al Señor.
¡Qué
bien me acuna!, ¡qué bien me mece!
la
misma Madre que al Salvador.
Ella
me guarda bajo su manto,
y
me conserva en el corazón.
Ella
me cubre cual dulce Teja
de
frío y lluvia de mal y sol.
En
un convento de pobres Claras,
quiso
María grabar un don,
sin
moldearlo en barro cocido
para
que crezca como el amor.
Sienta
la Tierra dócil y limpia,
los
mismos dedos del Creador.
Sienta
mi alma la dulce dicha
de
Nazaret en la Anunciación.
Ella
me guarda bajo su manto,
y
me conserva en el corazón.
Ella
me cubre cual dulce Teja
de
frío y lluvia de mal y sol.
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