ANTÍFONA:
Esta es la esposa de Cristo, que mientras vivió en la tierra, muerta para los halagos del mundo, fue grata al Altísimo por el amor y la dedicación de sus obras santas. Esta es la virgen, que después de salir de esta tierra, no desatiende las súplicas de cuantos acuden a su intercesión para alcanzar los beneficios del Señor.
DÍA CUARTO:
IRRADIACIÓN DE CLARA, FAMA DE SANTIDAD Y EJEMPLO DE SU VIDA.
LCl. 10b-11.
CANTO. Clara es tu nombre. De “El Hermano Francisco”.
DE LA FAMA DE SUS
VIRTUDES DIFUNDIDA POR TODAS PARTES
10 b. Se esparce, en efecto, poco después, la opinión de
santidad de la virgen Clara por las regiones vecinas, y tras el olor de sus
perfumes corren de todas partes las mujeres.
Las vírgenes, a ejemplo de ella, se aprestan a guardar para Cristo lo que son; las casadas se esmeran por portarse más castamente; las de la nobleza y las de ilustre rango, desechados los vastos palacios, se construyen monasterios reducidos y tienen a grande honra el vivir por el amor de Cristo «enceniza y cilicio».
Nada menos que el entusiasmo de los jóvenes se siente llamado a estos certámenes de pureza y es animado a despreciar los engaños de la carne por los valerosos ejemplos del sexo débil. En fin, son muchos los que, estando ligados por el matrimonio, se ciñen ahora con la ley de la continencia, y pasan los hombres a las Órdenes y las mujeres a los monasterios.
La madre invita a la hija, la hija a la madre a seguir a Cristo; la hermana atrae a las hermanas y la tía a las sobrinas. Todas con fervorosa emulación desean servir a Cristo.
Todas aspiran a hacerse partícipes de esta vida angélica que Clara esclareció. Innumerables vírgenes, movidas por la fama de Clara, mientras no pueden abrazar la vida del claustro, se esfuerzan por vivir en sus hogares según la Regla, sin haber logrado profesarla todavía. Tantos y tales frutos de salvación daba a luz con sus ejemplos la virgen Clara, que se veía cumplido en ella el dicho profético: Más son los hijos de la abandonada que los hijos de la casada.
CÓMO LA NOTICIA DE SU
BONDAD LLEGÓ A LUGARES REMOTOS
11. Entretanto, a fin de que la vena de esta celestial bendición, que corre por el valle de Espoleto, no quede retenida dentro de unos límites reducidos, por divina providencia se transforma en torrente, de modo que los brazos del río recrean la ciudad (Sal 45,5) entera de la Iglesia.
De hecho, la novedad de tan notables sucesos cundió de un extremo a otro de la tierra y comenzó a ganar almas para Cristo. Estando encerrada, Clara empieza a ser luz para todo el mundo y con la difusión de sus alabanzas refulge clarísima.
La fama de sus virtudes invade las estancias de las señoras ilustres, llega a los palacios de las duquesas y penetra hasta en la mansión de las reinas. Lo más granado de la nobleza se inclina a seguir sus huellas y desde una engreída ascendencia de sangre desciende a la santa humildad. Algunas, dignas de matrimonios con duques y reyes, invitadas por el mensaje de Clara, hacen rigurosa penitencia, y las que se habían casado con potentados imitan, según pueden, a Clara.
Innumerables ciudades se engalanan con monasterios, y hasta los lugares campestres y montañosos se embellecen con la fábrica de tan celestiales edificios. Se multiplica el culto de la castidad en el siglo, abriendo la marcha la santísima Clara, y queda restaurado el renacido estado virginal. Con estas flores espléndidas que Clara produce, reflorece hoy felizmente la Iglesia, la misma que implora ser sustentada con ellas, cuando dice: Confortadme con flores, reanimadme con manzanas, que estoy enferma de amor (9).
LETANÍAS DE SANTA CLARA
DE ASÍS
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Santa María. Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios. Ruega por nosotros.
Santa Virgen de las vírgenes. Ruega por nosotros
Santos y santas de Dios. Rogad por nosotros.
Nuestra madre santa Clara. Ruega por nosotros.
Tú que acogiste la Palabra del Señor. Ruega por nosotros
Tú que anduviste la senda evangélica. Ruega por nosotros
Tú que preferiste la pobreza de Cristo. Ruega por nosotros
Tú que ofreciste al Esposo el don de la virginidad. Ruega por
nosotros
Tú que fuiste dócil en la obediencia. Ruega por nosotros
Tú que perseveraste fiel en la oración. Ruega por nosotros
Tú que brillas como espejo de virtudes. Ruega por nosotros
PEDIMOS LA GRACIA A
SANTA CLARA.
(Padre nuestro, Ave María y Gloria)
ORACIÓN
Oh Dios, que infundiste en santa Clara un profundo amor a la
pobreza evangélica, concédenos por su intercesión, que siguiendo a Cristo pobre
y humilde, merezcamos llegar a contemplarte en tu reino. Por Jesucristo,
nuestro Señor. AMÉN
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