2 DE FEBRERO
Cuarenta días después de su nacimiento, el Niño Jesús fue llevado al Templo de Jerusalén para ser ofrecido al Señor por sus padres, tal como prescribía la Ley de Moisés: “Todo primogénito varón será presentado al Señor”.
Cuarenta días después de su nacimiento, el Niño Jesús fue llevado al Templo de Jerusalén para ser ofrecido al Señor por sus padres, tal como prescribía la Ley de Moisés: “Todo primogénito varón será presentado al Señor”.
En ese
momento la Santísima Virgen hizo verdaderamente la ofrenda de su Hijo. El
anciano Simeón, tomando en brazos al Niño profetizó de él que sería: “LUZ PARA ALUMBRAR A LAS NACIONES y
gloria
de su pueblo, Israel” y a su madre: “Una espada de dolor atravesará tu alma”.
La Presentación
del Niño Jesús en el Templo como LUZ DE LAS NACIONES, ha hecho que este día se
celebre en la liturgia eucarística tomando una candela que llene de luz
nuestros ojos. Por ello se llama también el día de LA CANDELARIA o fiesta de las candelas.
El día 2 de febrero de 1997, san Juan Pablo II instituyó LA JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA.
En este día:
Ë Todo el
Pueblo de Dios alaba al Señor y le da gracias por el DON de la Vida Consagrada
en la Iglesia en la variedad de carismas. Decía santa Teresa: “¿Qué
sería del mundo sin los religiosos?”
(Libro de la Vida 32, 11)
Ë Se promueve
el conocimiento y la estima de esta forma de vida que hace presente en la
Iglesia el estilo de vida de Jesús, el primer consagrado al Padre para el Reino
de Dios viviendo en pobreza, castidad y obediencia. Desde que somos sumergidos
por tres veces en las aguas del bautismo, quedamos consagrados a Dios Trinidad,
pero algunas personas recibimos un carisma especial del Espíritu Santo, para
dedicarnos con un corazón indiviso al Reino de Dios y al servicio de los demás,
al estilo de Jesús.
Ë Todos los
consagrados celebramos solemnemente las maravillas que Dios ha hecho con
nosotros. Cantamos junto a la Virgen María nuestro personal, único e
irrepetible “Magníficat”. Porque el Señor ha hecho obras grandes en nosotros
y somos testigos de su maravillosa actuación en la historia concreta de
nuestras vidas.
El lema de la Jornada en este año, tal como aparece en el cartel, es:
“LA VIDA CONSAGRADA: ENCUENTRO CON EL AMOR DE DIOS”.
El significado de este lema es que los consagrados ofrecemos a los demás
el testimonio vivo de que el encuentro con Dios es posible en todo lugar y
época; de que su amor llega a todo rincón de la tierra y a todo corazón humano.
A nosotros este lema nos invita a hacer un examen de conciencia y ver si
lo más importante en nuestra vida es precisamente este encuentro amoroso con
nuestro Dios, que vive en nuestro corazón y al que encontramos en el servicio
concreto con los más necesitados.
Los contemplativos en la Iglesia, hacemos vida de un modo especial el
lema de este año, pues toda nuestra vida es una experiencia continua de
encuentro con el amor de Dios. De este modo recuerdamos al hombre contemporáneo
las palabras de San Juan Pablo II:
“EL HOMBRE NO PUEDE VIVIR SIN AMOR. Su vida está privada de sentido si no se le revela el
amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente” (Redemptor Hominis, 10)
Esta vida es una oportunidad única e irrepetible para amar a Dios y
crecer día a día en la unión con Él. El grado que hayamos alcanzado a la hora
de nuestra muerte será el que tengamos por toda la eternidad.
A todos los consagrados: ¡¡Felicidades!! Por el don de la vocación.
A todas las que llevan el nombre de
Candela o Candelaria: ¡Felicidades!
Tenemos una crisis profunda,y la crisis es "el hombre" por eso es profunda. Todos queremos ser Dioses, y dejamos al verdadero Dios aparcado a un lado, estamos ciegos y no le abrimos nuestro corazón, y lo necesitamos mas que nunca (cuanto bien nos aria estar una hora con el)
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