CLAUSURA OCTAVO CENTENARIO
DE SANTA CLARA.
Monición de entrada. Sor Marta |
El día de ayer, solemnidad de la
Madre Santa Clara, a las ocho y media de la tarde tuvo lugar en nuestra iglesia
conventual, una solemne eucaristía presidida por el Obispo de nuestra Diócesis,
Mons. Ciriaco Benavente Mateos, concelebrando cinco sacerdotes de la Diócesis allegados
a la Comunidad. También estuvieron presentes dos seminaristas, uno de nuestra
Diócesis y otros dos de las Islas Canarias.
Ante una iglesia abarrotada de
fieles, la Madre leyó la monición de entrada en la que anunciaba la clausura
del Año Jubilar en comunión con todas las clarisas del mundo. Entre otras cosas
habló de la trascendencia que el “SI” de Clara ha tenido en la historia de la
Iglesia y cómo para Dios nuestro “sí” también es importante.D. Ciriaco durante la homilía |
Fue una Eucaristía muy
participativa. Junto al coro de las hermanas, cantaron también: el coro de la
Parroquia de Santa María, el de la Parroquia de San Blas y el Quercus Robur.
“Las mejores páginas de la historia de la Iglesia las han escrito los santos: hombres y mujeres que han puesto sus vidas en las manos de Dios y cuya vida e influencia continúa a lo largo de los siglos.
Santa Clara es la primera mujer “legisladora” que escribe una Regla de vida para su Orden de Hermanas Pobres. Lena de audacia evangélica, con amor y fidelidad a la Iglesia, se mantuvo firme a su propósito de vivir la pobreza de Nuestro Señor Jesucristo. Nada le quitó la paz. Su alegría pascual, edificada al pie de la cruz, era contagiosa y combatía los gérmenes de muerte presentes en el mundo”.
Después de hacer una breve
explicación del Año de la Fe que va a inaugurar el Papa, invitó a los jóvenes a
no tener miedo de entregar sus vidas a Cristo. A nosotras las clarisas nos
dijo: “Que este Año Jubilar os recuerde a vosotras la fuerza que hizo posible esa
gesta de Clara, para que podáis revivirla en vuestro corazón de consagradas”.
En el momento del ofertorio antes del pan y el vino se presentaron unas ofrendas que adornaron la reliquia de santa Clara y que encerraban un gran simbolismo de lo que fue la vida de santa Clara: Una lámpara de aceite con tres mechas, una pequeña planta, una tarrina de flores, el fascímil de la Regla y una bandeja con todos los trabajos realizados en este pueblo con motivo del Centenario.
Ofrendas |
Se terminó con un ágape en la calle a la salida de la iglesia. Todos quedaron contentos por haber participado en una fiesta tan especial e irrepetible.
Maravilloso acto Hermanas.... fue maravilloso, como siempre digo yo.... el Señor os guarda..jejeje.
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