Hoy, día de la Presentación de Jesús en el
Templo, Jornada Mundial de la Vida Consagrada, celebramos una solemne
eucaristía en nuestra iglesia, haciendo públicamente la renovación de la
profesión religiosa.
El lema para este año 2017 es: “Testigos
de la esperanza y la alegría”.
Realmente así lo vivimos cada día en nuestra
comunidad. Hoy lo celebramos con un retiro que ha tenido dos charlas:
“Llamados a ser santos sirviendo a los demás”. Algunas ideas de esta meditación:
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No podemos alcanzar la santidad por nosotros
mismos, la obra es de Dios.
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Hemos sido creados para ser santos y si no lo
alcanzamos, frustramos el proyecto de Dios sobre nosotros.
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Si he tomado la decisión de seguir al Señor, debo
buscarle en todo momento con pureza de intención.
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Somos llamados para una misión que nos supera,
por nuestras solas fuerzas no podemos nada.
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Necesitamos de la oración, el silencio interior y
el recogimiento.
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El ser servidor de los demás es un carisma, una
gracia que recibimos de Dios y debemos realizarlo desde la humildad, no con
torcidas intenciones de egoísmo o de amor propio. Entonces el servicio no sirve
de nada porque nos buscamos a nosotros mismos.
“La Virgen María modelo de toda Vida Consagrada”.
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No ha habido servidora más eficaz para el plan de
Dios que Ella, mirándola podemos caminar siguiendo sus pasos.
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Dios nos llama y elige, toma la iniciativa de
venir a este mundo pasando por María.
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Él nos capacita por la acción del Espíritu Santo
suscitando la fe y la confianza. Ser humildes es aceptar la llamada confiando
en el poder de Dios.
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La Virgen canta el Magníficat, se alegra en Dios.
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Acoge el plan de Dios, no pone condiciones.
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En las bodas de Caná está atenta a las
necesidades de los demás.