Con
motivo de los 50 años de la Constitución Perfectae
Caritatis el Papa inaugurará un año dedicado a la Vida Consagrada el
próximo domingo. En la Diócesis de Albacete se ha adelantado una semana. Esta
mañana a las once el Obispo ha celebrado una solemne eucaristía, acompañado de
muchos sacerdotes y consagrados de la diócesis. Además de un nutrido grupo de
seglares.
A continuación, en el Auditorio Municipal, el P. Ángel
Nicolás (OFM) ha dirigido toda una serie de testimonios vocacionales. Entre los de Vida Contemplativa estaba el de nuestra Madre Abadesa. Se le pidió que contestara a cuatro preguntas, que subimos a nuestro blog.
DE DÓNDE SOMOS
Somos las hermanas clarisas de Villarrobledo. El
monasterio fue fundado en 1614 por un matrimonio acaudalado de la ciudad.
Acabamos de celebrar el cuarto centenario de nuestra fundación. Gracias a la
insistencia de los franciscanos presentes en Villarrobledo, consiguieron que el
monasterio fuera de franciscanas clarisas.
NUESTRA FUNDADORA
Nuestra fundadora es santa clara de Asís Nació en Asís,
Italia, en 1193. Su conversión hacia la vida de plena santidad se efectuó al
oír un sermón de San Francisco de Asís. Cuando ella tenía 18 años San Francisco
predicó en Asís los sermones de cuaresma y allí insistió en que para tener
plena libertad para seguir a Jesucristo hay que librarse de las riquezas y
bienes materiales. Fue en busca de Francisco para que la instruyera en el modo de lograr
conseguir la perfección cristiana. Él le dijo hay que desprenderse de todo, la
animó a dejar la vida de riquezas y comodidades que llevaba y dedicarse a una
vida pobre, de oración y penitencia. El Domingo de Ramos del año 1212 Clara
asistió a la celebración pero estaba tan emocionada y fuera de sí que no pasó a
recibir la palma. Entonces el señor obispo fue a donde estaba y le dio en sus
manos la palma. Aquel día a medianoche, salió secretamente de su casa, (rica
mansión de familia muy acomodada) y se fue a dos kilómetros de distancia, donde
San Francisco vivía pobrísimamente en un sitio llamado La Porciúncula. Ahí De
rodillas ante San Francisco, hizo Clara la promesa de renunciar a las riquezas
y comodidades del mundo y de dedicarse a una vida de oración, pobreza y penitencia.
Santa Clara fue una enamorada de Cristo pobre y crucificado.
Este amor iba unido al de su Santísima Madre con quien ella se identificaba en
su vocación a la virginidad consagrada. Así le escribía a Santa Inés: “Tú puedes llevarlo espiritualmente en tu cuerpo
casto y virginal y contener en ti al que te contiene a ti y a todas las cosas”.
Santa Inés era la hija del rey de Bohemia, prometida al emperador Federico II,
prefirió seguir a Cristo al estilo de Clara.
NUESTRA MISIÓN.
Nuestra misión en la iglesia es vivir en fraternidad y
pobreza el santo Evangelio, dedicándonos a la oración contemplativa. El corazón
bombea y continuamente envía la sangre a todo el cuerpo. Exactamente eso somos
las contemplativas: formamos el corazón de la iglesia y desde él impulsamos
todas las demás vocaciones que el espíritu santo suscita en el cuerpo místico
de Cristo ¡Es precioso! Nosotras no sabemos porque no se ve, dónde o en quién
recae el fruto de nuestra oración, pero sabemos que nada de cuanto vivimos,
sufrimos, gozamos y ofrecemos se pierde. Dios lo recoge todo y va dando a cada
uno lo que necesita; o dicho de otra manera: en el corazón de Dios se va
almacenando nuestra vida hecha oración y allí se va trasformando en gracia que
El va derramando según convenga. Nuestra Madre santa Clara lo expresa con estas
palabras, sacada de una carta a la misma santa Inés de Praga: “Te considero cooperadora del mismo Dios y
sostenedora de los miembros vacilantes de su cuerpo inefable que es la
Iglesia”.
MI TESTIMONIO VOCACIONAL.
Yo un día a los 16 años a través de un retiro
vocacional dado por las hermanas de
Marta y María me llegó uno de los textos
sacados del Evangelio del joven rico: “TOMA TU CRUZ Y SIGUEME”.
Fue cuando empecé a plantearme la vocación, conocí a
las hermanas Clarisas de Puerta para Guatemala. Después de habernos conocido
pude hacer una experiencia de 20 días. A
través de luces y sombras fui descubriendo que ésa era la vida a la que Dios me
llamaba. Ya cumplidos los 17 años un dos
de febrero fecha marcada por la comunidad
ingresé definitivamente en ese Monasterio.
Solo con el apoyo de mi padre. Para mi familia no fue
nada fácil y para mí tampoco, pues mi madre se oponía a esta decisión que
tomaba.
Tengo muy presente el día que marché al convento. Madrugamos
mucho los dos con mi padre para ir donde pasaba el autobús. Ese día solo me
despedí de mi madre dándole un beso en la frente. Ella soltó el llanto, me hice
la fuerte, pero con un nudo en la garganta. A las cuatro de la mañana ya pasa
el autobús y subimos. Estando ya colocada en el asiento empecé a darle vueltas de cómo se había quedado mi
madre y rompí a llorar y me dice mi padre: “hija estamos a tiempo de volver” y
le digo: “no papá, si voy contenta pero me duele el dejarles y mas el ver cómo
se quedó mi madre, pero ya verá como el Señor me dará fuerzas para superarlo”.
Llegamos a las 8 al Monasterio para vivir la
Eucaristía. Después de la misma nos
ofrecieron un desayuno y a continuación abren la puerta de entrada y ahí estaban todas las
hermanas para recibirme y darme un fuete abrazo de bien venida. Llevaba tan
solo 8 meses en ese monasterio contenta casi adaptada.
Cuando llegó hacernos una visita madre María Luisa de
la comunidad donde estoy ahora en aquel entonces era la presidenta de la
federación de Cartagena
Nos habla de la escasez de vocaciones que hay en
España. Y me preguntan la abadesa y la maestra: “hermana Marta, ¿está dispuesta
a ayudar a uno de los monasterio de España?”. Mi respuesta fue déjeme pensarlo.
Esto lo lleve a la oración. Yo le decía
a Jesús: “¿es voluntad tuya que valya o que no me vaya?”. Al día siguiente me pregunta la maestra:
-
¿Qué respuesta nos da hermana Marta?
-Mire,
Sor Ana Carmen, no lo tengo claro pero si me cuestiono de que aquí habemos
muchas jóvenes y allí hay escasez. Veo que Jesús me está haciendo una segunda
llamada.
-Está
claro que Dios le hace una segunda llamada a dejarlo todo.
Llamé a mis padres diciendo que se presentaran lo antes
posible al convento. Llegan y les explico que tienen que firmar unos papeles
porque me voy con madre presidenta a España y soy menor de edad.
Los dos dijeron: “No, hija, hasta allá sí que no”.
Después de hablar y explicar mi padre cedió pero mi madre dijo que no firmaba, que su
hija no salía del país. Dije bueno la comprendo cuando tenga 18 años no
necesito firma porque ya soy mayor de edad. Así fue como dio su firma y vine
con Madre maría Luisa a Villarrobledo.
Llevo 26 años en este monasterio, contenta
viviendo esta preciosa vocación. Puedo decir que me siento plenamente realizada y
verdaderamente feliz por haberme entregado al Señor para llevar a todos en mi
corazón y rezar continuamente por vuestras necesidades. Sí digo que Dios da sus dones y carismas a cada uno según
su fe y espero que a todos aquellos a los que Dios llama a un seguimiento más
de cerca, puedan descubrir la verdadera felicidad de entregarse a Él y no tengan miedo.
Finalizado el acto el Obispo nos ha dirigido unas palabras y ha rematado el acto la presidenta de la CONFER de Albacete.