“NO ESTÁ AQUÍ,
PORQUE HA RESUCITADO, ASÍ COMO DIJO. VENID, VED EL LUGAR DONDE FUE PUESTO EL
SEÑOR”
Los guardias que custodiaban el cuerpo de Jesús fueron testigos del temblor
de tierra y de la aparición de un ángel que hizo rodar la piedra que cerraba el
sepulcro. “Al verlo los guardias se
pusieron a temblar y quedaron como muertos” (Mt. 28, 4). Hechos que
manifiestan la resurrección: La tumba vacía, los lienzos que envolvieron el
cuerpo de Jesús, los ángeles que anuncian a las mujeres: “No está aquí, porque
ha resucitado”.
Tu cuerpo
es preciosa lámpara,
llagado y resucitado,
tu rostro
es la luz del mundo,
nuestra
casa, tu costado.
Tu cuerpo
es ramo de abril
y blanca
flor de espino,
y el fruto
que nadie sabe
tras la
flor eres tú mismo.
Tu cuerpo
es salud sin fin,
joven, sin
daño de días;
para el que
busca vivir
es la raiz
de la vida. Amén